Imagina que recibes un mensaje coqueto de un número desconocido, ¿qué es lo harías primero? Lo más probable es que ignores el mensaje que respondas con un cortante “¿quién eres?” para salir de la duda. Pues bueno, todo parece indicar que hay personas que simplemente asumen antes de preguntar.
Como le ocurrió a Cory Hrobowski, un chico de 19 años que trabajaba como recepcionista en una empresa de diseño web en la cuidad de Chicago, Estados Unidos.
Digo trabajaba porque luego de responder un dudoso mensaje se vio en la obligación de renunciar a su empleo.
El primer texto llegó con la frase, “te haré venir el viernes a las 12”, según comentó en Buzzfeed, al instante creyó que se trataba de una “chica al azar”, por lo que se molestó un poco pensando que se trataba de alguien que tenía intenciones sexuales él.
“Te haré venir el viernes a las 12”.
Cory apenas podía creer lo que estaba leyendo, así que con rabia le respondió lo que él pensó que estaba correcto en ese tipo de situaciones.
“Tengo malas experiencias con números desconocidos, así que me canso bastante rápido”, explicó a BuzzFeed News, después de enviar el siguiente mensaje.
“Primero que todo, no puedes obligar a hacer cosas; segundo, no recuerdo haber acordado una cita para tener relaciones sexuales”.
Para su sorpresa, el número desconocido le respondió al instante y con algo que jamás se esperó.
Resultó ser que el número desconocido en realidad era de alguien que conocía muy bien y que no se trataba de una chica ni tampoco de algún conocido, sino que de nadie más y nadie menos que su jefe.
“Soy tu jefe, tengo un número nuevo”.
¡Oh rayos! Hrobowski se quedó en blanco, no sabía qué responder ni como actuar para poder zafar de esa situación tan incómoda. “Cuando descubrí que era mi jefe, en realidad estaba súper nervioso”, dijo en Buzzfeed.
No supo que responder, pero su jefe sí y le pidió que se juntaran para discutir temas importante sobre el empleo.
“Te voy a llamar mañana para discutir los términos de tu empleo con nosotros”.
En sus desesperación, el chico pidió ayuda en Twitter para librarse de la vergonzosa situación, pero nunca imaginó que su historia se haría viral y que finalmente se viera en la obligación de renunciar.
¡Qué pena! El muchacho aprendió de la peor forma a no contestar los textos de forma apresurada.
Source: UPSOCL