La matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 cumple 52 años. En aquella fecha, el ejército reprimió violentamente a un grupo de estudiantes, profesores, intelectuales, obreros y profesionistas, quienes se congregaron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la Ciudad de México, para exigir respeto a la autonomía universitaria, libertad a los presos políticos, fin de la represión estatal y mejores condiciones laborales.
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El movimiento estudiantil estalló en julio de ese mismo año, cuando militares irrumpieron en dos preparatorias del IPN y la UNAM para llevar a cabo arrestos y actos de represión.
Tras estos eventos, otras instituciones educativas se solidarizaron con los estudiantes, exigiendo la liberación de sus compañeros y la salida de las fuerzas castrenses de los recintos educativos.
Esta movilización fue adquiriendo una gran aceptación en la sociedad, sobre todo en la población joven de aquella época, reivindicando causas más generales, como el acceso a la educación, la democratización de medios de comunicación y el fin del acoso gubernamental.
El Gobierno pretendía mantener el orden previo a los Juegos Olímpicos
En 1968, México sería sede de los Juegos Olímpicos y a pocos días de su inauguración, programada para el 12 de octubre de ese año, el presidente Gustavo Díaz Ordaz aumentó las medidas de seguridad y el despliegue de elementos castrenses en los alrededores de las sedes deportivas a fin de evitar disturbios y protestas por parte de los estudiantes.
Previo a la fecha de inauguración de los Juegos Olímpicos, diversas escuelas pertenecientes a la UNAM y el IPN programaron el 2 de octubre de 1968 un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.
Después de la intervención del primer ponente, el grupo paramilitar Batallón Olimpia abrió fuego en contra de los manifestantes.
Se desconoce la cifra exacta de muertos que dejó este ataque en contra del movimiento estudiantil; sin embargo, se habla extraoficialmente que fueron más de 200, aunque las cifras oficiales de la época reportaron la muerte de 20 personas.
La masacre del 2 de octubre
Eran las 18:10 horas cuando los tanques y los helicópteros verde olivo empezaron a verse en la plaza.
De inmediato, bengalas provenientes del edificio de Cancillería comenzaron a ser lanzadas a la explanada. Entre los manifestantes había niños. Todos empezaron a correr.
Enseguida vinieron los balazos desde terrazas de los edificios aledaños. Había francotiradores. El pavor y el miedo se apoderaron del lugar en cuestión de segundos.
El primer tiroteo duró casi una hora. Después vendrían otros, aunque menos intensos, en medio de una lluvia que dejaba ríos de sangre cada vez más caudalosos en la Plaza de las Culturas.
Entre las ráfagas, la gente corrió a los edificios de la unidad Tlatelolco, donde muchos de los vecinos les dieron refugio dentro de sus departamentos. Pero el ataque no terminó ahí.
Los soldados se metieron a los inmuebles para arrestar a los estudiantes. La orden era terminar con el movimiento a toda costa. Tocaron las puertas y, sin ninguna orden de aprehensión, empezaron a detenerlos.
Casi 2.000 jóvenes fueron arrestados y enviados a un campo militar. A muchos les quitaron la ropa, los golpearon y los torturaron. Entre 30 y 300 personas, según la fuente que se consulte, fueron asesinadas.
“El espectáculo era dantesco. [Desde mi ventana] vi varios cuerpos tirados. La plaza estaba llena de zapatos. Estaba lloviendo esa noche y ya había bomberos lavando la explanada.
Enfrente, en la Biblioteca de Relaciones Exteriores, [los detenidos] estaban en fila, sobre la pared, eran mujeres y jóvenes completamente desnudos. También vi tanquetas, camiones del Ejército y soldados levantando cuerpos. Como costales de papas, los aventaban [lanzaban] al carro.
No era uno ni dos, eran varios cuerpos”, cuenta un vecino de la unidad en el documental “Tlatelolco: las claves de la masacre”, producido por el periódico La Jornada y el Canal Seis de Julio.
Esa noche, Díaz Ordaz logró su objetivo: desactivar el movimiento estudiantil de 1968. Esa noche, miles de sueños y vidas quedaron cortadas de tajo, pero al Gobierno no le importó.
El 12 de octubre, los ojos del mundo ya estaban puestos en México y, ante las cámaras, el país se mostraba “feliz” y “de fiesta” con la inauguración de los Juegos Olímpicos en el estadio universitario. Díaz Ordaz siempre se mostró orgulloso de su decisión.
Pero, aunque el PRI haya intentado lavar la sangre esa misma noche y borrar la lucha, “¡el 2 de octubre no se olvida!”.
La movilización de ese año tuvo lugar a la par que los “Otros 68”: los movimientos sociales de Francia, Estados Unidos, España, la antigua Checoslovaquia, Italia, Gran Bretaña y China.
Se dio en medio de un ambiente de Guerra Fría y caza de brujas por el comunismo.
En medio de la Guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Todos, acontecimientos que marcaron la historia y siguen dejando huella en el mundo.