Una sonda china consiguió posarse con éxito en la Luna el martes, en un nuevo hito del programa espacial de Pekín que, en este caso, busca traer de regreso a la Tierra muestras de suelo lunar.
Esta misión constituye una nueva etapa del ambicioso programa espacial chino, que hizo llegar un robot teledirigido a la cara oculta de la Luna a principios de 2019, una primicia mundial.
China ha invertido miles de millones de dólares en su programa, con la esperanza de contar con una estación espacial tripulada para 2022 y, eventualmente, enviar seres humanos a la Luna.
El objetivo de esta nueva misión es traer muestras de polvo y rocas lunares, para ayudar a los científicos a entender mejor los orígenes de la Luna, su formación y actividad volcánica en su superficie.
La sonda Chang’e-5 “alunizó en la cara visible de la Luna el martes por la tarde”, indicó la agencia estatal de noticias Xinhua, citando a la Administración Espacial Nacional China.
Si tiene éxito, China será el tercer país que ha extraído muestras del satélite, después de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética en las décadas de los años 1960 y 1970.
La sonda Chang’e-5, llamada así por una diosa de la luna en la mitología china, entró en la órbita de la Luna el sábado tras 112 horas de viaje desde la Tierra, dijo Xinhua, después de despegar desde la provincia de Hainan (sur) la semana pasada.
“Sueño espacial”
La sonda Chang’e-5 va a recolectar dos kilos de material de la superficie en una zona inexplorada conocida como Oceanus Procellarum (“Océano de las Tormentas”), que consiste en una vasta llanura de lava, de acuerdo con la revista Nature.
Se espera que la nave recoja el material en un día lunar, el equivalente a unos 14 días en la Tierra.
Las muestras serán enviadas a la Tierra en una cápsula que deberá aterrizar en la región china de Mongolia Interior (norte) a principios o mediados de diciembre, según la NASA.
La televisión pública CCTV difundió una secuencia en la que se ve como el módulo espacial de 8,2 toneladas se posa sobre el suelo lunar. Los directivos de la misión, con el rostro cubierto con una mascarilla, aplaudían frente a las pantallas de monitoreo.
El módulo Chang’e 5 se compone de cuatro partes: un orbitador (que permanecerá en órbita lunar), un aterrizador (que se posó sobre la Luna), un módulo de ascenso (desde el suelo hasta la órbita lunar) y una cápsula de regreso (a la Tierra).
Esta misión es el primer intento de recuperar rocas lunares desde la misión deshabitada Luna 24, llevada a cabo con éxito por la antigua Unión Soviética en 1976.
Pero a diferencia del programa soviético, donde la sonda realizó directamente el trayecto entre la Luna y la Tierra después de recolectar muestras, China utilizará un método mucho más complicado.
Las rocas se colocarán primero en el módulo de ascenso (que tendrá que llegar a la órbita lunar) antes de ser trasladadas a la cápsula de regreso a la Tierra.
Esta ambiciosa operación permitirá igualmente al gigante asiático probar nuevas tecnologías, cruciales para enviar astronautas al astro lunar de aquí a 2030.
Los planes para el “sueño espacial” de China, como lo llama el presidente Xi Jinping, se han lanzado bajo su gobierno.
El objetivo es equipararse con Europa, Rusia y Estados Unidos en hitos espaciales.
No es la primera vez que China envía una sonda a la Luna en el marco del programa Chang’e. Un robot teledirigido chino se posó en el lado oculto de la Luna en enero de 2019.
Los ambiciosos objetivos fijados por el gobierno chino incluyen la creación de un cohete superpotente capaz de entregar cargas más pesadas que las que pueden manejar la NASA y la empresa privada SpaceX, una base lunar y una estación espacial permanente tripulada.
Los astronautas y científicos chinos también han abordado la posibilidad de enviar misiones tripuladas a Marte.
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