La vida de todos los organismos oscila entre la supervivencia, la reproducción y las estrategias que se relacionan entre ambas. Fueron diversos los factores que hicieron posible la colonización de las plantas en la Tierra. Dichos cambios ocurrían paralelamente en la biósfera. Eran otras las circunstancias lumínicas, bioquímicas, ambientales; tales como la incidencia de la luz UV, la cantidad del oxígeno en la Tierra y la formación del suelo por la alta concentración de dióxido de Carbono que favoreció la fotosíntesis en los microorganismos. Este evento, fue esencial para que se diversificaran los cambios en la atmósfera, que pasó de ser reductora a oxidante; pues el oxígeno no se encontraba libre. Qué maravilloso imaginar la atmósfera primitiva.
Me doy cuenta del papel esencial que tienen las plantas en la Tierra, pues sin plantas terrestres verdes no habría animales terrestres, incluyendo nuestra especie –textualmente–. Una analogía que me gustaría escribir, es la de las plantas anfibias como las hepáticas, porque pensé en el caso de los vertebrados anuros.
Para dilucidar los complejos saltos evolutivos, como en todas las ciencias, es necesario contar con evidencias, una comparación entre las teorías y los paradigmas a través de la luz de la evolución que permite se obtengan conclusiones en un orden cronológico. Es importante decir que desde la consideración de Fritschella hasta Coleochaete como ancestro de las plantas verdes terrestres, también la taxonomía ha evolucionado, tomando en cuenta los estudios moleculares (como el análisis del ADNr de cloroplastos y mitocondrias) que, en la segunda mitad del siglo XX apenas comenzaban.
Mientras leía emocionada las primeras hojas, pensé es cierto, todo está en constante cambio y como Aristóteles decía el tiempo es la prueba de la existencia de la materia de la vida en sí.
