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lunes, septiembre 23, 2024

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+ Inicia 2021, Año en que México Elegirá: Sí o No a la Democracia

La frase

Y este jueves 7, cuando les toque la segunda dosis de la vacuna Pfizer a los familiares del doctor José Rogel Romero.

¿Se las aplicarán?

INCENDIO PARA COLMO: En el primer día de este año, la empresa Pegasso sufrió la pérdida de 11 autobuses de gran costo que utiliza para dar servicio de transporte de pasajeros desde la ciudad de México y hasta Aguascalientes, cubre gran parte del Bajío de nuestro país.

Anteriormente se le denominaba Herradura de Plata y su socio mayoritario es mi buen amigo Oscar Gustavo Cárdenas Monroy, originario de Jocotitlán, en el norte e nuestra entidad.

Los once autobuses se calcinaron completamente, en un predio de San Felipe del Progreso, que ocasionalmente se utiliza para guardar las unidades cuando no están en servicio. Se presume que fueron fuegos pirotécnicos los causantes.

Las pérdidas ascienden a cincuenta millones de pesos o más.

OTRO INCENDIO: Al día siguiente, sábado 2 de enero, un corto circuito acabó con la unidad promotora de Hemodiálisis del polémico hospital Adolfo López Mateos, cuyo director José Rogel Romero, está separado del cargo por agandallarse con las vacunas anticovid.

¿Pura coincidencia? Es pregunta que tiene un mar de fondo.

Inicia 2021, Año en que México Elegirá: Sí o No a la Democracia

Comienza 2021, el año en que los mexicanos habrán de decidir en las urnas si consolidan el absolutismo del presidente  Andrés Manuel López Obrador, o si le quitan la mayoría en la Cámara de Diputados Federal, en los gobiernos estatales, en los municipales y en los congresos locales, para reencauzar nuestra democracia a la pluralidad y al equilibrio de poderes.

Dos años del gobierno de la Cuarta Transformación con el partido dominante de Estado, Morena, bastaron para constatar el atraso democrático, político, económico y social que representa el absolutismo al concentrar todo el poder en la figura presidencial, a tal grado de someter a los poderes Legislativo y Judicial, a los Órganos autónomos del Estado e imponer una obediencia ciega y humillante a los integrantes del gabinete presidencial, así como abusar de un uso caprichoso e ineficiente del presupuesto de la Federación.

Baste señalar las aberraciones de ordenar al secretario de la Defensa Nacional, la liberación inmediata e incondicional del narcotraficante Ovidio Guzmán, una vez que se encontraba detenido para su extradición a los Estados Unidos; o al titular de la CFE para que no desfogara los presas del sureste mexicano, cuando estaban previstos huracanes y aguaceros torrenciales, tan es así que a final de cuentas ordenó de emergencia abrir las compuertas a sabiendas que provocaría la inundación de las zonas más pobres de la región; o la cancelación arbitraria e injustificada de obras monumentales como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y dos plantas industriales en el norte del país, con altísimos costos compensatorios para el país.

Acciones absurdas e irresponsables como éstas se agudizan con gobiernos populistas como el que ha instalado la izquierda mexicana en su primera incursión al poder en México, pero peor daño se ha ocasionado a la incipiente democracia mexicana, lograda arduamente en siglos de lucha contra gobiernos dominados por caudillos o por un partido político.

Tanto la derecha como la izquierda de la política en México, libraron intensas y prolongadas batallas en todos los frentes para poner fin al predominio del Partido Revolucionario Institucional y el presidencialismo absolutista de cada sexenio, para alcanzar la pluralidad democrática en la década de los 80, cuando el partido de Estado perdió la mayoría en la Cámara Baja del Congreso de la Unión, quitando así el manejo discrecional al Presidente de la República de la agenda legislativa del país; y el Instituto Federal Electoral se ciudadanizó, arrebatándole al Ejecutivo el control de la calificación de los procesos electorales.

Bien, pues todo ese esfuerzo democrático se esfumó con el triunfo apabullante de Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, en julio de 2018, con lo que se instaló de facto un gobierno absolutista, un partido dominante de Estado y un Presidente autoritario con un pensamiento único, echando por la borda el avance democrático de la pluralidad mexicana para retornar a un nivel peor del que se llegó a tener en el auge centralista del PRI con 80 años en el poder.

Será en este incipiente 2021 cuando, en el primer domingo del mes de junio, los mexicanos acudan a las casillas electorales para decidir si corrigen el rumbo o si de plano le entregan todo el poder al ya de por sí superpoderoso y caprichoso Presidente Andrés Manuel López Obrador.

América Latina en especial da cuenta de terribles lecciones de gobiernos y gobernantes absolutistas que hábilmente manipulan a las masas para recibir poderes totales, acabando en poco tiempo con todo tipo de equilibrios y división de poderes, llevando sin excepción a esas naciones al caos democrático, la pérdidas de las libertades y los derechos ciudadanos, la crisis económica y el atraso social, educativo y cultural, además de la pérdida de los derechos políticos, ciudadanos Y humanos.

Paradójicamente es un gobierno de izquierda en México, el que llega para matar a la incipiente democracia e imponer el autoritarismo, aliado con las Fuerzas Armadas, precisamente los motivos de las históricas luchas izquierdistas en favor de la pluralidad ideológica, las elecciones libres, la división de poderes y el respeto a las instituciones autónomas como el INE, la CNDH, el Legislativo, el Judicial, la Fiscalía General de Justicia, los gobiernos de las entidades, federativas, de los ayuntamientos y de los Congresos Locales.

El poder absoluto corrompió absolutamente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para desde un solo púlpito legislar, juzgar y ejecutar a capricho, llevando a México en tan solo dos años a los peores registros en todos los indicadores nacionales e internacionales de economía, democracia, derechos humanos, seguridad y justicia.

El 6 de junio la ciudadanía tendrá la última palabra: atajar al populismo autoritario y antidemocrático, o evitarle equilibrios en el Congreso Federal, los estados y los municipios, para darle carta abierta y siga sin el más mínimo respeto al Federalismo, al Municipio Libre y al marco constitucional, ¿no le parece a usted, estimado lector?

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