Su nombre completo es Gato serval del Norte de África, y es la raza de gato con las patas más largas de todo el mundo. Son nativos de los amplios pastizales con arbustos del continente africano, dónde cazan casi todo lo que encuentran. Y a pesar de los intentos por domesticarlos como “mascotas exóticas“, estos animales se mantienen fieles a sus raíces salvajes. Te contamos todo acerca de este hermoso felino, también conocido como “gato jirafa“.
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Son originarios de la sabana
El gato serval es originario de la sabana africana, donde la hierba alta y los arbustos los ayudan a camuflarse y acercarse lentamente hacia sus presas. Se cree que su nombre viene de la palabra lince en portugués, “lobo-cerval”. Por lo general solo cazan donde pueden esconderse y permanecen cerca de los cuerpos de agua. Son muy buenos saltando y pueden capturar pájaros a casi tres metros en el aire.
Los humanos han criado a estos felinos desde la época de los antiguos egipcios, se sabe por qué los representaron en su arte. Sin embargo, no son animales domesticados, son totalmente salvajes. Algunos criadores los han estado cruzando con otros gatos domésticos, como el gato Savannah para producir híbridos.
Aspecto físico
Se parecen un poco a los guepardos, pero tienen colas más cortas y son más pequeños en tamaño; más delgados también. Al tener las patas más largas que cualquier otro felino (en cuánto a la proporción de sus cuerpos), son animales muy ágiles y su método preferido de caza es el salto sorpresa. También son buenos para cavar.
Su cabeza es de tamaño pequeño (en comparación con el tamaño promedio entre los felinos salvajes), y sus orejas destacan por ser esbeltas y largas. Debido a sus largos cuellos y patas, a los servales también se les conoce como “gatos jirafa“. Cuentan con un pelaje rojizo con líneas y manchas negras en la parte del lomo y las patas, mientras que su vientre suele ser de color blanco o un tono claro.
Miden entre 60 y 92 centímetros de longitud, siendo los machos más grandes que las hembras, y entre 45 y 60 centímetros de altura. Además, pueden alcanzar un peso de ¡hasta 18 kilogramos cuando son adultos! Eso es bastante ligero para un gato salvaje de la sabana.
Dieta y nutrición
En la naturaleza, estos gatos africanos comen todo lo que esté disponible, por lo que los expertos que los estudian no han podio elaborar un marco de su dieta exacta. Pero se sabe que comen roedores, pájaros, conejos, peces y hasta insectos, reptiles y ranas. Por lo que se infiere que necesitan una dieta casi exclusivamente conformada por proteína.
Vida familiar
Son animales solitarios, pero hacen una variedad de sonidos o vocalizaciones, entre ellas un grito agudo para llamar a otros individuos de su especie. No tienen una temporada de reproducción específica y las hembras y los machos viven separados la mayor parte del año. Y al igual que sucede en muchas especies de felinos, las hembras son madres solteras. Los machos son los únicos que suelen descansar juntos durante el día, y en grupos muy pequeños.
Las hembras aceptan que sus cachorras se queden mucho más tiempo con ellas que sus descendientes masculinos. Una vez que los machos pueden cazar por sí mismos, alrededor de los seis meses de edad, ya no son bienvenidos en caza y tienen que salir a buscar su propio sustento. Mientras que las crías hembras generalmente permanecen junto a sus madres hasta que tienen más de los dos años de edad.
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Conservación
De acuerdo con el Zoológico de San Diego, los gatos servales no son una especie en peligro de extinción, pero sus números y poblaciones si han disminuido considerablemente durante las últimas décadas. En gran parte debido a la actividad humana en su hábitat. También son víctimas de la caza, debido a que se busca vender su pelaje, así como de los efectos del calentamiento global. Los cazadores africanos también los matan por deporte.
Además, se han convertido en una “mascota exótica” muy popular de algunas personas adineradas, que creen que es buena idea tener uno de estos en casa a pesar de que son animales completamente salvajes y no domesticables.
El trabajo de conservación de estos animales es importante porque complementan a las comunidades humanas que viven cerca de sus hábitat, debido a que son buenos cazando los roedores que trasmiten enfermedades y contaminan los alimentos.