(CNN) – El presidente de Rusia, Vladimir Putin, parece saber manejar muy bien los tiempos y las esperas.
El líder del Kremlin llegó a Helsinki a la 1:00 p.m. hora local, justo cuando estaba previsto que comenzara su cumbre con el presidente Donald Trump. Los observadores lo captaron: Putin tiene la costumbre de hacer esperar a otros dignatarios.
En 2016, llegó a Japón con un retraso de más de dos horas para hablar con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El año anterior, el Papa Francisco esperó pacientemente durante más de una hora en el Vaticano para que llegara su invitado ruso. Y en más de una ocasión, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha tenido que esperar también para reunirse con Putin.
Pero el récord de paciente espera a Putin podría tenerlo la canciller alemana, Angela Merkel. En 2014, en medio de la crisis por la anexión de Crimea, Putin la tuvo esperando en Milán para una reunión cuatro horas.
¿Una táctica de negociación? Para ser justos, el retraso de Putin en la histórica cumbre de Helsinki podría tener otra explicación: el domingo fue la final del Mundial en Moscú.
Y a fin de cuentas, fue Putin el que llegó primero a Helsinki. Trump retrasó su salida hacia el Palacio Presidencial, donde tuvo lugar la reunión, que comenzó solo una hora más tarde de lo programado.