El famoso comunicólogo canadiense Marshall Mc Luhan (1911-1980) decía que el medio es el mensaje refiriéndose a que el contenido no importaba mucho en la comunicación, sino más bien el empaque en el cual se transportaba, el cual tenía la capacidad de llamar la atención e impactar a la audiencia.
A partir de ahí podemos hacer referencia a la visita de trabajo, no de Estado, que realiza el presidente López Obrador a su homólogo Donald Trump en los Estados Unidos de Norte América.
López Obrador, casi de la misma manera que Donald Trump, ha sabido como colocarse en el centro de la información mediática, en como ser él el medio fundamental de comunicación sin que aquello que comunica –sus mensajes- sea el punto nodal de su comunicación.
En efecto, el presidente de México tiene una enorme capacidad para correr riesgos y colocarse en situaciones de peligro con tal de obtener la primera plana en los periódicos y llamar la atención de las audiencias, con sus maratónicas conferencias matutinas en donde discurre por más de tres horas, sus alocuciones de sábados y domingos y sus giras por el país en automóvil, además del hecho que malgaste más de siete horas en un viaje con dos escalas para quedarse 12 horas en los Estados Unidos pudiéramos plantear que lo suyo más que gobernar su gran actividad son las campañas políticas, las frases de efecto, el abrazo y el apapacho popular.
De forma similar Donald Trump ya se encuentra en su campaña de reelección y como el incumbent busca tener y llamar toda la atención de los medios hacia su persona, no se encuentra en el mejor momento en términos de su reputación, pues gran parte del pueblo norteamericano no se encuentra satisfecho con su gobierno.
En forma paralela, López Obrador va a Washington con una opinión pública que no está muy complacida con su administración, pues la crisis por el coronavirus no cede, y México es una de los países a nivel mundial con mayor número de muertos, 268,000 contagiados y 32,000 muertos; con una crisis económica sin precedentes y una caída del PIB de más de 8% en el 2020 y una pérdida de empleos que puede llegar a poco más de 12 millones si contabilizamos el sector formal y el informal de la economía, que en México suma alrededor de 52 millones en la PEA (Población Económicamente Activa), en donde aproximadamente 30 millones de mexicanos se encuentra en la economía informal.
Por lo tanto la caída del PIB, la pérdida de empleos, (1 millón en la economía formal y tres millones en la informal hasta el mes de mayo).
De ahí, que tanto Trump como López Obrador están urgidos de mejorar sus números y ambos anhelan llegar a sus próximas elecciones con un mejor posicionamiento frente a sus electores, en el caso de Trump su popularidad ha ido en picada y necesita reunir el mayor número posible de adeptos, de ahí que la población mexicana residente en los Estados Unidos, poco más de 30 millones que en muchos aspectos han apoyado las medidas antimigratorias adoptadas por el presidente Trump, en el sentido de que frente a la pérdida potencial de empleos, derivada de la crisis económica, cuanto menor cantidad de inmigrantes llegue a los Estados Unidos, menores posibilidades existe de que pierdan sus empleos o que se les disminuya su salario. De ahí, que la foto de López Obrador con Trump es probable que mejore su imagen.
¿Ahora, que gana López Obrador?
Pese a la mala imagen que tiene Trump en México, como antimexicano, la construcción del muro y todos los epítetos que se le puedan achacar, López Obrador también se encuentra en campaña, la cobertura del viaje por los medios, las declaraciones que haga, los eventos que realice en suelo norteamericano, la foto con Trump son puntos favorables para López Obrador, es claro que la prensa, la oposición y los medios que lo critican verán muchos puntos negativos en la gira, pero en política lo que vale es día de hoy, las ganancias que se obtienen son siempre mejores que las pérdidas. Y pese a los riesgos que corre no quedaría mejor si rechaza el viaje. Los viajes internacionales, los saludos y encuentros con presidentes extranjeros y más con la talla del Trump siempre tendrán un efecto positivo en la imagen y en la popularidad presidencial y para la mentalidad del promedio del mexicano el que su presidente, sea o tenga la imagen de honesto que viaje no en primera clase, sino en un vuelo comercial y que salude de igual a igual al presidente del país más poderoso del mundo tiene valor y después de que baje el polvo, pese a que no se logre nada en términos de mejoras palpables de la situación tanto de México como de Estados Unidos, es decir, los problemas que tiene ambos países y en su relación bilateral no se van arreglar en un encuentro de dos horas, lo único que quedará finalmente es la foto y el abrazo de ambos presidentes y por tanto es más mejor hacer el viaje que no.
