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“Tengo razones para odiar a los niños”: la corriente de gente que prefiere no tener hijos nunca

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“Tengo razones para odiar a los niños”: la corriente de gente que prefiere no tener hijos nunca

No es normal que alguien diga en una conversación casual que no quiere tener hijos. De hecho, por mucha gente es mal visto y más de alguno que haya expresado esto en voz alta se ha encontrado con los comentarios frecuentes que vienen con esa afirmación: ¿Por qué? Si es tan lindo, ya cambiarás de idea, te perderás lo mejor de la vida y nunca digas nunca, entre otros.

Pero a pesar de que la sociedad tiene muy arraigada la idea de que tener hijos es el paso natural que deben dar los adultos, hay una serie de personas que simplemente no se ven llamados a ser padres o madres. Se hacen llamar Antinatalistas y quieren poner sobre la mesa la idea de que crear descendencia no necesariamente tenga el peso moral que se le da actualmente.

La filosofía del antinatalismo

La idea de no traer nuevos humanos al mundo no es algo nuevo, al contrario, se viene discutiendo desde hace muchos años. Uno de los primeros en hablar del tema fue el griego Sófocles, que escribió la conocida tragedia griega de Edipo Rey, donde (alerta de spoiler) el hijo termina matando a su padre y casándose con su madre -sin saber que eran sus progenitores-, se saca los ojos para no ver el horrores de sus actos y dice ya las célebres palabras: “Hubiese sido mejor no nacer”.

Sófocles – Pushkin Museum

El destacado filósofo alemán del siglo XIX Arthur Shopenhauer tampoco se queda atrás, dando una mirada más científica que artística. Fundamenta su posición en su ensayo “On the suffering of the world” (que traducido sería algo como “En el sufrimiento en el mundo”) con la siguiente:

“Si el acto de la procreación no fuera acompañado de deseo y sentimientos de placer y se basara en la base de consideraciones puramente racionales, ¿existiría la raza humana hoy? Tendríamos compasión por las siguientes generaciones como para preferir ahorrarles la carga de la existencia o al menos para no dejar sobre ellos esta carga a sangre fría.”

La pregunta de Shopenhauer, muy osada para su tiempo, trata de ponernos en una posición difícil sobre si el sexo no fuera el medio para procrear, sino que otro desprovisto del placer carnal. ¿Lo seguiríamos haciendo?

Shopenhauer retratado por Jules Lunteschütz

Por su parte, David Benatar es otra de las grandes voces que habla en contra de los nuevos nacimientos. Benatar es también filósofo, pero de Sudáfrica, tiene 52 años y hasta el día de hoy sigue defendiendo sus ideas, solo que desde una vereda un poco más extremista. Según él, la vida trae consigo sufrimiento, no importando cuán feliz puedas ser, siempre existirá sufrimiento y traer una vida nueva a un mundo con esas características es simplemente egoísta. Si bien en ningún momento reniega de las cosas buenas que trae la vida, afirma que es inevitable el sufrimiento, ya sea por enfermedad, por casos anexos o la inevitable muerte. No es sorpresa el porqué lo tildan como uno de los pensadores más pesimistas del último tiempo.

Pero, con todas las críticas que se le puedan hacer a Benatar, no se puede negar que tiene un punto que da para pensar. Si hasta acepta la opción del suicidio como solución a una vida mala, pero recalca: “El suicidio, en primer lugar, tiene un coste que te ahorrarías si nunca llegaras a nacer. Suicidarse puede ser el menor de los males, pero sigue siendo un mal, algo que está mal, la gente de hecho no quiere morir. Además, otro de los costes del suicidio está también en el dolor y el sufrimiento que generas en la gente que dejas detrás de ti”.

La opinión de la gente común

Audrey García es una mujer española, de Barcelona más puntualmente, que a sus 31 años tiene absolutamente decidido que no quiere hijos. “Creo que no es ético tener hijos biológicos. No lo es en un mundo sobrepoblado donde falta agua y comida para muchas personas, donde estamos destruyendo el medio ambiente, donde no paramos de consumir más y más recursos. No lo es cuando se puede adoptar o acoger”, dice sin rodeos, antes de continuar: “Mucha gente que tiene hijos dice que es lo mejor que les ha pasado en la vida y no lo dudo, pero eso pasa a posteriori, después de haber decidido crear un nuevo ser humano a quien se impone la decisión tomada por otra persona”.

Audrey García

Normalmente cuando se habla de antinatalismo los principales fundamentos son la sobrepoblación, la falta de recursos y la decisión como medida política contra el sistema que te dice que tienes que ser madre, entre otros. Pero hay mucha gente que simplemente no lo ve así, sino que simplemente no sienten el llamado o prefieren centrarse en otros proyectos.

En 2016 la BBC dio a conocer un testimonio que fue muy polémico en su momento. En él, Corinne Maier, una escritora francesa, decidió decir sin tapujos que “tengo algunos, pero también tengo razones para odiar a los niños”. Sus palabras han calado hondo en mucha gente que encuentra inexcusable las palabras de Maier, quien además es madre de 2 hijos. “En estos días, es imposible expresar la experiencia personal de la maternidad en otros términos que no sean: ‘Soy una madre o un padre dichoso, mis hijos son mi alegría’. Es obligatorio encontrar placer en la maternidad. En mi experiencia, la realidad es muy diferente: criar a un hijo es 1% de felicidad y 99% de preocupación”. Hasta escribió un libro sobre el tema, llamado “No Kid. 40 buenas razones para no tener hijos”.

Corinne Maier – Foto: Yves Abourachid

Esto generó un debate álgido en las redes sociales del canal británico, muchos y muchas se enojaron con la publicación, mientras que otras tantas personas -la minoría- se sintieron representados con la idea de no tener hijos. Si bien no querer niños no implica ser antinatalista, la culpa pública no hace diferencia, ya que los cuestionamientos siempre tienen algo que decir ante ese tipo de frases. 

“Si digo que no creo que sería buena madre, por ejemplo, la gente me responde que ‘todo el mundo se siente igual al principio’. Si digo que no me imagino a mí misma un día con la energía, el tiempo o el dinero para criar un niño, me dicen que ‘te las arreglarás de algún modo’. Si digo que quiero dedicarle mi vida a mi carrera, me dicen que soy ‘egoísta’. Parece que no hay una razón aceptable para no tener bebés”, dice Holly Brockwell, una joven londinense de 32 años que ya tiene su posición clara.  La mayoría de estas personas cuando son consultadas sobre esto responden que para eso está la adopción.

¿Qué opinas de esta nueva mentalidad de no querer tener hijos? 

 

Source: UPSOCL