A los 11 años, nadie (o, al menos, muy pocas personas) se toma el deporte como una presión o prácticamente como un oficio. A esa edad, los niños son tan jóvenes que todo se trata de un gran juego. En la infancia, se podría decir que la pasión por el deporte comienza a surgir y vivirse a fondo.
Y nada de eso era muy distinto en el caso de Daisy, una niña británica de 11 años y fanática del críquet. Pero todo cambió de pronto. Una carta bastó para achacarla por completo.
Durante años, la pequeña Daisy nunca se vio muy distinta a los demás niños que jugaban al deporte de tacos y pelotas con ella. Pero una carta del Programa Nacional de Medidas de Niños, del gobierno británico, sostuvo que la niña de 1,47 metro y 56 kilogramos tenía sobrepeso.
Sus padres, para ser sinceros con su hija, le leyeron la carta. Y Daisy quedó avergonzada.
“Yo perdí mi confianza y no quería jugar a nada, ni al críquet. Porque, como era gorda, no encajaba con las otras personas que estaban jugando críquet”, confesó la niña a BBC.
Su madre, por su parte, se molestó. Pero no por la conclusión de la carta, sino por la forma con la cual el gobierno británico trataría el asunto. “No tienes la oportunidad de decir lo que estás haciendo en casa, o lo que está haciendo tu hijo con respecto al ejercicio. Esto está acabando con la gente, no está abordando el problema”, concluyó Gill, su madre.
Daisy, quien se veía como una chica muy activa, ahora cambió su actitud. “Es muy difícil despertarla en la mañana. Ella dice que no quiere hacer esto ni aquello, y siente que las personas la molestarán“, dice su padre.
Semanas después del mensaje, Daisy finalmente retomó el críquet, el deporte que tanto ama. Ahora, sin embargo, es más difícil mantener la pasión.
Es importante concientizar a la gente respecto a problemas de salud, y los problemas de peso son un problema de salud también. Pero ¿habrá sido esta la forma correcta de transmitirle el mensaje a Daisy?
Source: UPSOCL