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— Cruz Roja CDMX (@CruzRoja_CDMX) 17 de febrero de 2018

Lo primero que comenta el científico es que los sismos son inherentes al interior del planeta Tierra y de ninguna manera están relacionados con fenómenos atmosféricos o ningún otro.

Lo anterior se refiere a la relación que muchas personas considera respecto a las constantes lluvias o escasez de agua para abastecer a los centros urbanos.

De acuerdo a las estadísticas, el investigador mexicano asegura que durante septiembre no se incrementa la actividad sísmica; asimismo, destaca que los números hablan por sí solos y con ello se derroca el mito de los últimos años de que en el mes de septiembre se presentan una mayor actividad sísmica.

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— Ponchote (@Ponchote) 17 de febrero de 2018

Da una explicación muy sencilla y dice que: “Antes éramos menos y si ocurría un temblor en una zona no muy densamente poblada, pasaba prácticamente desapercibido”.

En conclusión el científico comenta que resulta muy complicado que un temblor pase desapercibido por la cantidad de personas que lo percibe. Lo anterior ha quedado demostrado por los reportes de muchas personas que realizan en las redes sociales tras percibir un movimiento telúrico.

La respuesta a muchos mexicanos que consideran que septiembre es el mes del temblor, es simplemente durante  todo el año se registra actividad sísmica, pero cuando se presenta un temblor fuerte, se presentan las conocidas réplicas que suelen ser más leves que el sismo inicial, pero sólo son por un periodo.

Con los anteriores argumentos, considera que en el séptimo mes de año es el mes del temblor en México.

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