En Uruguay, un par de pequeñas vivieron en carne propia el terror, luego de que el padre de una de ellas abusó sexualmente de la otra.
Para poder denunciar los hechos, decidieron grabar al sujeto en el acto y así dar cuenta a las autoridades de la situación.
El agresor aprovechaba la ausencia de su esposa para mandar a su hija al mercado mientras se quedaba con la amiga de la pequeña a solas.
Después de un año, una de las pequeñas se dio cuenta de las conductas de su propio padre y decidió ayudar a su amiga. Ambas temían que nadie les creyera por lo que decidieron grabar el momento.
Para ello se sometieron una vez más a la agresión con tal de obtener la evidencia.
El hombre de inmediato fue detenido por las autoridades y llevado a prisión.