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sábado, septiembre 21, 2024

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Nada hace bajar la temperatura

Que quede claro, el punto de no retorno está más cerca de lo esperado.

La semana pasada, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) se reunió para analizar y aprobar su informe especial Understanding the IPCC Special Report on 1.5 degrees centigrade.

Esto supone la fijación de una meta para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.

Tras el Acuerdo de París, la Organización de las Naciones Unidas encargó el estudio al IPCC, pues como se recordará, los 195 países firmantes se comprometieron a evitar que la temperatura del planeta rebasara el umbral de los 2 grados centígrados e idealmente poder limitarla a 1.5 grados.

Sin embargo, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, en 2017 se registraron temperaturas medias globales de 1.1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

Esto significa que el calentamiento global se acerca rápidamente al límite de 1.5 grados y la tendencia no da visos de ceder porque los gases de efecto invernadero siguen estando en récord máximos.

El que el planeta sea cada vez más caliente vulnera y golpea con mayor fuerza a los más débiles. Además, amenaza a los diversos sistemas de sustento de absolutamente todas las naciones.

De acuerdo con una nota de The Washington Post publicada el 3 de octubre, Drew Shindell, experto en clima de la Universidad de Duke y uno de los autores del informe del IPCC, dijo que sería un enorme desafío mantener el calentamiento por debajo del umbral, es decir, no rebasar los 1.5 grados centígrados.

Lograrlo sería un cambio monumental, porque requeriría la descarbonización del planeta hacia 2030 y ello ayudaría a disminuir en 40% las emisiones globales. Pero a mediados de este siglo, las sociedades tendrían que ser cero emisiones netas. ¡Ojalá se pueda!

A partir de 2015, los expertos del IPCC han estado trabajando arduamente para poder informar a los gobiernos, con hechos basados en la ciencia, que el tiempo se agota y por obligación con los pueblos, los países deben ser mucho más ambiciosos con los compromisos para bajar las emisiones contaminantes.

Cuando lea este artículo, el informe se habrá presentado hoy en Incheon, al oeste de Seúl. Reitera la urgencia de que la temperatura no rebase los 1.5 grados centígrados y el mensaje de los científicos del clima es claro: necesitamos cambios radicales. Los datos del IPCC son desoladores.

En este contexto, el de un planeta que arde, emisiones de gases de efecto invernadero récord, fenómenos meteorológicos extremos y devastadores, pérdida de vidas, destrucción de ecosistemas; contaminación de suelos, océanos, ríos y lagos, y escasez de agua potable, llama la atención la reciente declaración del expresidente Vicente Fox.

El fin de semana, desde su cuenta de Twitter, Fox subió un video en el que le pide al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, rectificar su determinación respecto al fracking para la extracción de gas y petróleo.

Como se recordará, el viernes pasado, el presidente electo en San Luis Potosí aseguró que su gobierno no utilizará la técnica del fracking para la extracción de gas y petróleo: “Aquí en San Luis Potosí y en todo el país no vamos a utilizar ese método para extraer petróleo y para extraer gas”.

Fox le dice al próximo presidente que es urgente recuperar la capacidad de producir petróleo y aprovechar los grandes yacimientos que hay en el norte del país, por ello debe aprovecharse el fracking y que es falso que “afecta los recursos naturales y el medio ambiente”.

Es más, “el fracking es nuestro Cantarell en el norte del país; miles de empleos, generación de riqueza…”. Pareciera que esas declaraciones salen del presidente Trump, como las del “hermoso y limpio carbón”. ¡Es absurdo y desinformado!

Lo que no sabe el expresidente es que el gas de esquisto o shale gas y otros hidrocarburos retrasan la transición hacia las energías renovables y frenan la urgente eficiencia energética.

No sólo eso. El fracking, al ser una técnica muy agresiva  de perforación y fracturamiento de roca, impacta negativamente la disponibilidad de agua para el consumo humano y de otros seres vivos. Además, contribuye a la elevación de las temperaturas.

Preocupa que los defensores de este método de explotación digan que es una alternativa para combatir el cambio climático.

El no al fracking es un buen camino. Pero no olvidemos que el futuro no debe atarse a ningún combustible fósil.

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Source: Excelsior

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