Eran cerca de las dos de la mañana cuando Clara Leyton emprendió rumbo a su casa, ubicada en el sector de Rodelillo, en la ciudad de Valparaíso en Chile. Al llegar a su casa debió esperar alrededor de 10 minutos para que alguien le abriera, ya que al salir sus llaves quedaron en el interior. A la espera de ingresar a su hogar, un sujeto, de identidad desconocida, se acercó a ella hasta estar sólo a pocos centímetros de distancia.
Haciendo un comentario poco coherente sobre el clima, el hombre de no más de 30 años de edad, elogió su físico y se abalanzó sobre ella para tocarla e intentar conseguir un beso. Pese a no haber conseguido un “sí” por respuesta, él decidió que su intención era lo único que importaba y se lanzó sobre ella con el propósito de conseguir un momento de intimidad a la fuerza.
En menos de un par de segundos, la estudiante de Historia volteó y se dio cuenta que el hombre yacía prácticamente sobre ella. Le gritó, lo empujó e intentó protegerse de quien había violado su poder de decisión. Intentó alejarse, sin embargo él se acercó aún más. Mientras Clara imaginaba en su cabeza de lo que podría ser capaz aquel extraño que no dejaba de acosarla, él le gritó y le dijo que era una exagerada, que no se resistiera porque ÉL SABÍA LO QUE QUERÍA.
“A lo que el weon me empezó a decir que para qué le estaba dando tanto color si era obvio que quería pico, maraca culiá, etc.”.
Las ofensivas palabras, que forman parte del lenguaje usual del que es objeto la mujer, desencadenaron la rabia de la joven, quien a través de groserías e insultos intentó alejarlo. Esto sólo logró exacerbar la actitud de quien puso de manifiesto, una vez más, aquella violencia que sufre la mujer y la que muchos intentan desestimar.
Sujetó su cabeza y la azotó contra la muralla para posteriormente golpearla en el rostro. La fuerza con la que fue apaleada, hizo que Clara cayera al suelo, perdiendo momentáneamente el conocimiento de lo que había ocurrido. En un período indeterminado de tiempo, la joven despertó en medio de la calle, perdiendo el rastro de aquel sujeto, cuya actitud se ha convertido hoy en la bandera de lucha que han levantado miles y millones de mujeres alrededor del mundo.
Al lograr llegar a su casa notó que su rostro estaba inflamado, herido y con múltiples contusiones a raíz de la violencia con la que actuó el sujeto, quien hoy camina libre, sin vergüenza e impune por las calles de Valparaíso. Al día siguiente las heridas sólo habían empeorado. Uno de los párpados de Clara yacía morado e hinchado.
La vulneración, la rabia, saber que alguien sólo por ser hombre se sintió con el suficiente derecho de increparla, acosarla, tocarla y posteriormente golpearla desencadenó que Leyton tomara la decisión de llevar su historia a redes sociales. A través de su cuenta de Facebook, la joven relató el momento más aterrador que ha vivido en su vida, ya que el hecho no sólo suscitaba el riesgo inminente de ser violada, sino que éste le hizo temer por su propia vida.
“Para los que dicen que somos exageradas”
Hoy y tras siglos de represión, mujeres de todo el mundo han exteriorizado aquello que les avergüenza, las intimida, las violenta y no les permite vivir como seres humanos libres. Chile, Argentina, España, Perú, Colombia y países de todos los continentes se han visto inundados con multitudinarias manifestaciones feministas que buscan visibilizar las violencias de las que son objeto día tras día y las cuales hoy yacen radicadas en la cultura.
La desigualdad no sólo ha permitido abismantes diferencias en el mundo laboral y económico, sino que ésta continúa posicionando al hombre en un nivel superior que el de la mujer. No sólo genera que sean mayoritariamente hombres lo que gobiernan el mundo, los cargos políticos y de mayor influencia, sino que éste les otorga derechos invisibles que los hacen sentirse superiores, más dignos, más fuertes, más importantes, más certeros.
Este tema fue abordado por Clara en su publicación de Facebook, quien hizo referencia a aquellos que siguen quitándole seriedad y gravedad a la violencia que sufre la violación femenina. “Para todos los que se ríen de las luchas feministas y dicen que somos exageradas, para los que se burlan cuando con mis amigas nos decimos” ‘avísame cuando llegues’, para los que creen que el machismo no existe y para las cabras para que nos cuidemos más aún, porque lamentablemente no sé que más podemos hacer ahora de forma inmediata para estar realmente más seguras del patriarcado y su violencia”, fueron las palabras con la que la joven comenzó su denuncia a través de redes sociales.
En el año 2018 y pese a que somos testigos, día a día, de las mujeres que mueren, son golpeadas, discriminadas y vulneradas en manos de la violencia incubada por el machismo, hay quienes continúan desestimando, ironizando y burlando la batalla feminista y las banderas de lucha que han sido levantadas en los últimos años.
Source: UPSOCL