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viernes, septiembre 20, 2024

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Los gatos no nos ven como humanos. Creen que somos gatos menos peludos y más grandes que ellos

A pesar de que pareciera que es al revés, en el mundo hay 3 gatos por cada perro, por lo que aprender a conocer a los siempre misteriosos felinos pareciera más una responsabilidad que una opción. Y en especial si consideramos lo que reveló la investigación de un académico de la Universidad de Bristol.

El doctor John Bradshaw, biólogo de dicho establecimiento, lleva más de 3 décadas investigando a nuestros queridos felinos y ahora llegó a una conclusión que dejará a más de uno boquiabierto: Para ellos, no somos amos ni humanos, sino que nos perciben como iguales. Algo así como gatos gigantes y torpes. 

Así lo desarrolló en su libro “Cat Sense”, el cual explica que la relación que nosotros tenemos con los canes dista bastante a la que hemos desarrollado con los mininos, partiendo por el hecho de que los primeros nos perciben como “algo distinto”. “En cuanto ven un humano, cambian su comportamiento. Un perro juega con un humano de una forma totalmente distinta a la que usa para jugar con otro perro. Todavía está por descubrir algo en la conducta gatuna que sugiera que nos meten en una cajita distinta a la hora de socializar con nosotros”, explica Bradshaw en conversación con National Geographic.

Los gatos, en cambio, “saben que somos más grandes que ellos, pero no parece que adapten demasiado su conducta social”. “Levantar la cola, frotarse contra nuestras piernas, sentarse a nuestro lado, es exactamente lo que hacen los gatos con otros gatos”, sostiene. Y, a pesar de que de vez en cuando nos tropecemos con ellos, no nos consideran más tontos o inferiores. “Los gatos no se frotan contra otro gato que sea inferior a ellos”, razona.

En esa misma línea, nuestros amigos de 4 patas han ido aprendiendo nuestro comportamiento al punto de “domesticarnos”. “¿Por qué aúllan los gatos cuando están solos en una habitación? Los gatos aprenden cómo reaccionan sus dueños cuando hacen un ruido en particular. De modo que si el gato piensa ‘quiero que mi dueño venga de la otra habitación’, intenta vocalizar. Aprenden de modo directo”, explica el profesional, agregando que incluso pueden identificar determinados comportamientos de otros humanos. “Saben si -un miembro de la familia- tiene tendencia a levantarse a las cuatro de la mañana y darles una golosina”, detalla.

Pero, ¿a qué responde esta forma de relacionarse con nosotros? “Todos los comportamientos que muestran hacia nosotros derivan de un modo u otro de la relación entre madre y cría. El gatito tiende a levantar la cola, frotarse con su madre, mover así las patas y ronronear. Y a cambio las madres los lavan y arreglan”, sostiene. O sea, somos gatos, pero sus padres.

Es por ello que también podemos educarlos en algunos aspectos, tal como a los perros. Por ejemplo, si el felino sube siempre a la mesa de la cocina, podemos crear mecanismos -como un juguete que lo asuste o una pistola de agua- para enseñarles que eso está mal. Sin embargo, “los gatos no perdonan, y cuando se dan cuenta de que una persona les provoca ansiedad o les hace daño, mantienen las distancias”, por lo que debes tener cuidado de no romper tu relación con ellos.

Por último, la personalidad gatuna -como podrán haber visto- es bastante más compleja de lo que creemos. Es más, muchas veces pueden sentirse abandonados o celosos si otro gato llega al hogar, así que “si quieres tener más de un gato, ten cuidado, y estáte preparado para renunciar a la idea si no sale bien”.

Ahora entiendo todo. 


Source: UPSOCL

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