Murilo Kuschick[1]
Después de casi una semana de haberse realizado la elección más competida en la historia de los Estados Unidos de América, este fin de semana las cadenas de noticias a partir del resultado de los conteos de los votos tanto en el estado de Pensilvania, como en el estado de Arizona establecieron como finalizado dicho proceso; el ex vicepresidente Joe Biden y la senadora Kamala Harris fueron declarados, presidente y vicepresidente electos al llegar a la cantidad mágica de 290 votos electorales, lo que hace imposible que el actual presidente Donal Trump los pueda alcanzar en la cantidad de los votos electorales, ya que son en total 538, de los cuales eran necesarios acceder a 270, esto es, la mitad más uno.
Por lo tanto, pese a la inconformidad que ha presentado el presidente en funciones, ya que la toma de posesión será hasta el 20 de enero y el 14 de diciembre debe reunirse el Colegio Electoral para realizar la votación, pues son ellos los miembros de este organismo los que finalmente votan y podrían ellos adoptar un resultado diferente de lo que fue la votación popular; empero, pese a la real posibilidad de que seas posibles la impugnación del proceso en términos legales, las empresas de comunicación y una gran cantidad de actores de la élite política norteamericana ven pocas posibilidades que tales impugnaciones prosperen para la buena salud del sistema político estadounidense.
Joe Biden se ha alzado con la victoria cuando cuenta con un total de 75.404.182 votos, un 50.7 % del total.
El republicano Donald Trump ha conseguido el apoyo de 70,903,094 estadounidenses, un 47.6 %, esto significa que hasta ahora se tiene contabilizado 145 millones de votos una cantidad extraordinaria, si la comparamos con la elección de 2016; ahí votaron 137 millones de electores, con una participación de 55.4%.
Ahí Donald Trump gana la elección con 62 millones de votos populares y 304 votos electorales y Hillary Clinton pierde la elección pese a haber obtenido 65 millones de votos populares, pero únicamente 227 votos del Colegio Electoral, lo que vemos es un aumento de más de 8 millones de votantes con respecto a la elección anterior y una participación de más del 60% de los electores, algo inédito en los Estados Unidos.
La diferencia entre aquella elección y ésta se encuentra en que Biden ganó como ya habíamos dicho dos estados –Pensilvania y Arizona-, que los demócratas había perdido en 2016.
Ahora bien Trump cuenta hasta el 14 de diciembre para impugnar los actuales resultados y pedir un recuento de los votos en los estados en que él cree haber ganado o en los que según su campaña hubo “fraude”, derivado del voto por correo, lo que no es imposible ya que en muchos estados se enviaron una cantidad de boletas que correspondía a la totalidad de las personas inscritas para la votación y es probable que algunos hayan fallecido o que sus familiares hayan votado por ellos; pese a que existan muchas posibilidades de que se hayan depositado y contabilizado votos fuera de tiempo, esto depende de las legislaciones locales, en el sentido de que cómo se admiten y se contabilizan los votos que llegaron por correo que fueron poco más de 60 millones de votos.
Lo que implica y demuestra lo eficiente y efectivo del servicio postal estadounidense, nada comparado al ineficiente sistema postal que hay en México o en otros países del mundo.
Otra de las características importante de esta elección son las estadísticas demográficas, esto es, el comportamiento de los segmentos de electores. Si únicamente votaran algunos de éstos como los afroamericanos, la elección habría sido ganada por Biden (color azul), mientras que Donald Trump (color rojo) resulta electo si sólo votan los hombres, así como Biden si sólo votan las mujeres, lo que significa que hay una amplia identidad de ciertos partidos, como es el caso de los Demócratas con el género femenino o con las personas de “color” o el partido Republicano con los hombres y con los hombres blancos. Por lo tanto la elección es un proceso segmentado que pese a los esfuerzos de la propaganda electoral y los intentos por lograr impactar a determinados segmentos de electores, la movilidad electoral es poco elástica, lo que significa que los votantes con ciertas características siempre van a votar por ciertos partidos políticos. Como fue en esta elección en donde los hombres hacen un tipo de escoja y las mujeres, otro totalmente distinto, lo que nos permite afirmar que los intereses y necesidades de las mujeres son diferentes a la de los hombres, una verdad de Perogrullo, pero que se manifiesta en todos y en cada una de las elecciones, sea en los Estados Unidos o en México.
[1] Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, [email protected].