A través de la plataforma CitizenGo varios habitantes de Jalisco exigen retirar la escultura que profana la imagen de la Virgen de Guadalupe que colocó el gobierno municipal de Guadalajara y que inaguró el 14 de agosto.
Habitantes de Guadalajara harán mañana protesta y acto de presión a las autoridades para retirar la imagen sacrílega llamada Sincretismo, del autor Ismael Vargas, que instalaron en el camellón de la Calzada Federalismo, entre Juan Álvarez y calle Hospital.
La escultura es de 9 metros y el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, agradeció la donación de la escultura por la cual está “orgulloso”.
Los habitantes indicaron que Alfaro quiso hacer polémica para llamar la atención de la prensa, pues “escogieron perfectamente dónde ubicar esta cosa, este monumento llamado sincretismo”, ya que su ubicación es frente al Museo de los Cristeros.
Además indican indolencia de las autoridades municipales respecto a esta ofensa a la imagen de la Virgen María de Guadalupe que ponen junto a calaveras y debajo de una serpiente en mofa satánica.
El “sincretismo” por definición es la tendencia de conjuntar ideas opuestas, por lo que en esta escultura que lleva ese nombre mezclan la figura del paganismo de Tonantzin Coatlicue, deidad indígena, con la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.
En materia de religión, el sincretismo se usa para expresiones satánicas donde toman imágenes cristianas y las mezclan con paganas.
Además los ciudadanos que expresaron su inconformidad comparan la imagen de la escultura con la creencia pagana del “Culto de la Santa Muerte”.
La Iglesia Católica rechaza el sincretismo, ya que las figuras paganas y satánicas las condenó desde el año 492, cuando el Papa Gelasio dijo:
“¿Cómo no traiciona a la fe quien incurre en tales blasfemias del paganismo? ¿Cómo no va a ser considerado sacrílego quien, abjurando de la Providencia y del poder del único Dios, cosas que había confesado, se deja arrastrar seducido hacia monstruosas supersticiones y vanas representaciones?”.
Luego la Iglesia en el Canon de 1261 emitió la condena contra el paganismo pues “la superstición es una desviación del culto que debemos al verdadero Dios, la cual conduce a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia”.