A lo largo de las últimas semanas, las críticas en contra del nuevo etiquetado de alimentos en México han escalado de forma significativa.
Y ha sido mucho más claro en los últimos siete días. Mientras que algunos parecen burlarse de esta nueva exigencia, grandes instituciones globales se han puesto del lado de las autoridades locales sobre su validez.
A eso se suma la inconformidad de algunos consumidores con el etiquetado de alimentos, crisis de marca en algunas categorías y diseños que no llegan a agradar.
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Lo anterior parece revelar una crisis profunda en el etiquetado de alimentos. Y de hecho, si se analiza con detalle todo lo que ha sucedido en torno a esta regulación, parece que estaba desde un inicio condenada a fallar.
Lo anterior, por supuesto, no significa que se una medida buena o mala para alcanzar su objetivo propuesto de reducir enfermedades como obesidad o diabetes.
Sin embargo, no había forma que se pudiera aprobar esta medida sin que se generara todo este ruido.
Sobre la efectividad del concepto de “etiquetado de alimentos”
Tal vez el factor más importante, y que explica por qué la industria de la comida ha sido tan crítica de este nuevo etiquetado de alimentos, es que por mucho tiempo se ha dudado sobre su efecto positivo.
Según Food Navigator, sí hay un efecto perceptible en los hábitos de los consumidores hacia opciones de alimentación más saludable.
Sin embargo, no solo su impacto es relativamente limitado, de cerca de 10 por ciento en la mayoría de los indicadores. Encima, en ciertos puntos no parece hacer nada.
Además, un estudio de la University of Auckland deja en evidencia que el etiquetado, de cualquier tipo, parece tener un efecto más importante solo en productos “saludables”.
Es decir, ayudarán a la gente a elegir los alimentos más convenientes para su bienestar si hay un esfuerzo consciente de elegir categorías sanas.
Sin embargo, en productos donde se espera naturalmente un alto contenido de azúcares, grasas o similares, no parece tener un gran efecto para disuadir la compra.
Una medida incompleta de parte de Gobierno
Aunque son varios los empresarios que lo han expresado, otro elemento importante de por qué el nuevo etiquetado estaba destinado a fallar lo expuso magistralmente Mondelēz.
La gigante de los dulces mencionó esta semana que esta medida, por sí sola, no sería suficiente para cumplir con las ambiciosas metas de prevenir enfermedades relacionadas a la nutrición.
Si bien podría parecer un intento desesperado de una compañía afectada para desprestigiar la medida, tiene mucha razón.
Según la OCDE, pocos países activamente tasan comida de alto contenido calórico, o legalmente ponen restricciones a la cantidad de nutrientes que pueden tener.
A eso se debe sumar que se ve positivamente la implementación de campañas de comunicación para promover mejores hábitos.
Naciones Unidas además advierte que se debe prestar atención al poder adquisitivo del segmento más pobre de la población, que muchas veces solo no puede permitirse una alimentación sana.
¿Hay alguna forma en la que el nuevo etiquetado no hubiera enfrentado esta crisis?
Realmente se puede resumir el problema de esta regulación para el sector alimentos mexicano en una sola frase.
Ni consumidores ni empresarios parecen percibir que el nuevo etiquetado esté adecuadamente acompañado de las necesarias medidas que realmente lleven a un cambio en el mercado.
Tampoco es como que no existan elementos de acompañamiento para fomentar una alimentación mejor entre los mexicanos. Basta ver campañas como “ALIMÉNTATE SANAMENTE”.
El problema base es algo que cualquier mercadólogo decente podría detectar. No se trata de una activación integral a escala nacional para fomentar una alimentación mejor entre el público.
Por el contrario, el nuevo etiquetado parece solo una medida más de muchas ideas inconexas; en donde todas parecen compartir más o menos el mismo objetivo.
¿Cómo podrían haberse evitado muchas de las críticas de las pasadas semanas? Simple: Con una visión más consolidada desde el Gobierno.