Estamos a un par de días de que inicie el actuar del nuevo gobierno que será conducido por el hoy presidente electo, licenciado Andrés Manuel López Obrador, y he escuchado muchas voces que aseguran que es un inicio accidentado debido a algunas declaraciones de parte de quienes estarán con él en su gabinete.
A todas esas personas lo único que les digo es que están en su derecho de opinar acerca de cómo ven el inicio del próximo gobierno, pero también me gustaría compartirles una opinión personal sobre lo que debiera ser nuestro actuar en los próximos días.
Las competencias electorales han finalizado, por lo que las posiciones antagónicas deben igualmente terminar. Debemos ver y actuar por el beneficio del país y pensar qué podemos hacer para ayudar a la nueva administración para que le vaya bien, pues lo he dicho reiteradamente: “si al próximo gobierno le va bien, también le irá bien a México”.
Por supuesto que el intercambio de puntos de vista es necesario (el debate enriquece la democracia), pero debemos ver al gobierno como lo que es: la autoridad legitimada por 30 millones de votos que está conduciendo el barco de este gran país que se llama México y que ahora representa absolutamente a toda la población.
El gobierno no es a quien debemos ver como el gran enemigo. El enemigo es la corrupción, es la desigualdad y lo es también la falta de oportunidades. Esto lo comento porque últimamente he escuchado declaraciones de representantes de partidos políticos de oposición que se han pronunciado por ser contrapesos en el actuar del próximo gobierno y no han entendido la necesidad de hacer equipo y dar el voto de confianza a esta nueva administración.
Esta época será un parteaguas en la vida política de México y debiera también ser un parteaguas en la vida interna de los partidos políticos. Para estas fechas, quienes nos dedicamos a la política ya debiéramos haber hecho una introspección de qué es lo que los ciudadanos quieren, tanto para el país como de nuestro actuar.
Asimismo, los partidos deberíamos hacer los cambios necesarios para adecuarnos a las formas de actuar de esta nueva época, empezando por una obligada reducción de gastos que, si bien en un momento la entendíamos como necesaria, ahora es ya una obligación por medio de los recortes que sean necesarios para acatar las medidas de austeridad que la ciudadanía está exigiendo.
Y, por supuesto, también hacer un cambio en la búsqueda de los cuadros que nos estarán representando en las elecciones futuras, para garantizar que la mayoría de las personas y sus necesidades estén representadas en ellos.
En el ámbito legislativo, algo obligado es cumplir las promesas de campaña que tanto los candidatos como los partidos hicimos, porque eso es lo que nos dará la legitimidad y el apoyo necesario para poder seguir trabajando en los congresos, tanto estatales como en el federal.
Por último, no me queda más que felicitar y desearle el mejor de los éxitos al próximo presidente, al licenciado Andrés Manuel López Obrador, y ofrecerle todo lo que esté en nuestras manos para que le vaya bien a él y, por supuesto, al país.
¡Enhorabuena, señor Presidente!
Source: Excelsior