El coronavirus (COVID-19) ha llevado al agotamiento de las drogas sintéticas y los productos de contrabando que se producen en China
Hace algún tiempo, los chinos se convirtieron en una epidemia o una amenaza para México y el mundo, pues actualmente son los mayores productores de la droga fentanilo.
El analgésico que entró al mercado en 2013, se ha transformado en el opioide más letal en Estados Unidos. Para su tráfico, México juega un papel importante.
De acuerdo con la fundación Insight Crime, las empresas chinas producen la mayor parte del fentanilo y los narcos mexicanos forman parte de la exportación. En 2017 la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) identificó el modus operandi del tráfico de drogas.
El punto de origen son los laboratorios ilegales que operan en China de los cuales, según el Departamento de Justicia de EEUU, existen al menos 5,000 sitios.
Originalmente los envíos a México se hacían a través de correo o embarques vía aérea que a veces se negocian en la llamada internet profunda. Aunque la práctica aún se mantiene ha sido paulatinamente desplazada por otras dos.
Otra modalidad es enviar contenedores de fentanilo en barcos mercantes que zarpan de China, y llegan a puertos mexicanos en el Pacífico, sobre todo los mexicanos como Mazatlán, Colima, Lázaro Cárdenas y Michoacán.
El procedimiento que continúa es el mismo: la droga se mueve a laboratorios clandestinos donde se le incorporan otros narcóticos, los más comunes es cocaína o heroína.
Finalmente, la producción se envía a la frontera norte de México en pequeños cargamentos dentro de latas de comida, equipo automotriz, en juguetes o bolsas de dulces que llegan a las calles estadounidenses.
Toda esta experiencia les permitió a los cárteles mexicanos crear una extensa red de distribución
Esta red de distribución es una eficiente estructura de operación, la cual ha sido duramente golpeada por el crecimiento exponencial del coronavirus, de Wuhan, China.
A finales de diciembre, las autoridades chinas notificaron 27 casos de neumonía, siete de ellos graves. Los afectados estaban aparentemente vinculados con un mercado de la ciudad de Wuhan.
La causa de la dolencia fue identificada el 7 de enero como un nuevo coronavirus. China comunicó días más tarde que el patógeno podría transmitirse de persona a persona.
Debido a que desde esa fecha el número de afectados no ha dejado de crecer, el país asiático ha decidido someter a cuarentena a todo el país por lo que, entre otras afectaciones, el COVID-19 ha exprimido las finanzas criminales del narcotráfico.
Cártel de Sinaloa
En México, el Cártel de Sinaloa es la organización criminal más importante en el trasiego de drogas sintéticas a la Unión Americana.
Un foco central se localiza en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, donde un promedio de 40 laboratorios son destruidos cada año. Los estados de Jalisco y Michoacán siguen en la lista con más lugares de este tipo, pero son 20 entidades de la República donde persiste la producción de estas drogas.
De acuerdo con la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), el Cártel Jalisco Nueva Generación también domina en el tráfico del fentanilo de muy baja pureza.
Según las autoridades estadounidenses, el fentanilo procede de China, de donde llega una versión de alta pureza a través de pequeños paquetes por correo, y en México lo mezclan con otras drogas y lo trafican por la frontera.
La mayoría de los decomisos de droga que ocurren en la frontera entre México y Estados Unidos, se llevan a cabo a través de la revisión de vehículos particulares que pretenden cruzar el país.
“Made in China”
El coronavirus ha pegado de lleno en la salud del mayor grupo criminal de la Ciudad de México, la Unión Tepito, que controla gran parte de los productos falsificados en el país.
Según documentos oficiales, desde 2010 la Unión Tepito es el gran director de una orquesta de comerciantes y mafiosos que hacen posible la llegada de productos hechos en China hasta los locales del centro de la capital de México.
Una de esas células son Los Marcopolos, que no hablan inglés ni mandarín, pero que conocen China como su propia mano.
Los Marcopolos negocian la mercancía apócrifa y la mandan en contenedores que atraviesan el mundo por mar.
Según el periodista Óscar Balderas, los productos llegan usualmente a la zona libre de impuestos de Belice y cruza la frontera sur hasta México, sin sellos de la Secretaría de Hacienda.
Al pisar suelo mexicano, Los Marcopolos llenan los tráileres de la Unión Tepito y los envían a la Ciudad de México por tierra. Todo se descarga en bodegas y la operación China-Tepito cierra otro capítulo.
En las últimas semanas, la célula delictiva se ha quedado sin viajar a China, por el confinamiento al que los ha obligado el COVID-19. Esto ha dejado los negocios desabastecidos y sin rutas alternativas de suministro.
Los comerciantes del barrio bravo confirmaron a Balderas que desde enero la Unión Tepito anunció a los locatarios y líderes ambulantes que los viajes a Asia estaban suspendidos, por lo que debían cuidar su inventario.