Huevos de cucaracha en la cámara frigorífica, excrementos de rata en la picadora de carne, pelos de rata en la cocina, manchas de sangre en la nevera…
“La ley te prohíbe abrir ningún restaurante más en tu vida”. Dijo la Ley.
Un sueño, una ilusión que se ha convertido en una sentencia real para Pavlos Pittas, que hasta hace poco regentaba el restaurante Zorba’s Greek Taverna en Bayswater, Londres. O, lo que es lo mismo: el restaurante más sucio del mundo.
Huevos de cucaracha bajo la cámara frigorífica, excrementos de rata por el suelo y la picadora de carne, moscas de la humedad viviendo en los botes de tahini, pelos de rata en la cocina, carne cruda en el suelo, manchas de sangre por toda la nevera, que contenía productos sin fechas de caducidad controladas, patatas mohosas, entre otras alegorías de la putrefacción que los inspectores de sanidad, que por desgracia van sobrados de detalles escabrosos que contar, se han ahorrado.
Pittas, de 60 años, ha admitido los cuatro cargos de los que se le acusan por haber negligido en su deber de proteger la comida de los parásitos y convertirla en algo no apto para el consumo humano. Lo peor es que no es la primera vez que la justicia le sanciona, ya que en 2008 los motivos de su condena fueron los mismos.
Esta vez, la juez Margot Coleman quiere pararle los pies para siempre: ha multado a su compañía, Le Palefco, con 14.594 euros y le ha prohibido que abra ningún restaurante más en su vida.
“Las sentencias de prohibición no se hacen con frecuencia; sólo en los casos más extremos. En todos mis años llevando casos como este, tu restaurante es uno de los más sucios que he visto. Los hechos confirman que en tus locales, durante todos estos años, se ha seguido una tendencia, la de una falta de higiene abrumadora”.
Allá van algunos de las perlas que el sitio recibió en TripAdvisor, donde el 67% de las reseñas le dieron la calificación de “terrible”:
