La postal es la misma. La que todos los días aparece en distintas regiones del país, la que ha llegado a casas de miles de mexicanos en los últimos años, la que se aferra a ser parte de una normalidad que, por fortuna, le niega un espacio en el cotidiano nacional. Aquellos gritos en San Lázaro serán acaso el mismo eco que retumba en miles de calles de México.

Esta imagen, la del dolor que se mezcla con impotencia. Nadie lo merece. Ni Valeria ni Carmen ni los miles de mexicanos que hoy son víctimas reales y colaterales de un clima de inseguridad que no recibió ni un susto durante este sexenio. El del jueves a mediodía fue sólo uno de los 77 asesinatos que se cometen diariamente en este país. Cifra récord, nos dicen organizaciones civiles. El homicidio de Valeria Cruz es uno más de los miles que hemos contado no sólo en estadística, sino también en la narrativa de un país sumido en un profundo miedo.

Aunque la investigación para este caso avanzó como pocas veces. Nos lo dijo el gobernador de Veracruz en conferencia: que se llamaba El Richy quien disparó en más de nueve ocasiones contra la hija de Carmen Medel, diputada federal de Morena. Nos dice también que este sujeto fue asesinado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, como castigo por haberse equivocado; que Valeria no tenía que haber muerto, que iban por otra joven que asistía al mismo gimnasio y que era pareja de un líder de una banda rival, de Los Zetas; que iban por ella, que la querían secuestrar.

A pesar de las explicaciones, la historia tiene el mismo final: Valeria murió a dos calles del Palacio Municipal de Ciudad Mendoza, tan cerca de las autoridades.

Yunes nos dice que hay dos detenidos, que ellos permitieron la identificación de El Richy; también nos informan que las capturas y detenciones se dieron en menos de 12 horas, así de veloz actúa la justicia en Veracruz, al menos para este caso.

Y estos son datos de las primeras indagatorias del gobierno de Veracruz, que trabaja a velocidad inaudita. En los siguientes días nos darán más detalles, seguramente.

Miguel Ángel Yunes detalló que el cuerpo de El Richy fue encontrado en una camioneta Mazda, la misma en la que habría escapado tras el asesinato.

Sin embargo, la autoridad del estado nos dice que con esto habremos de quedarnos, con su versión, que no hay otro móvil, que esto fue, porque rechaza que la muerte de Valeria esté relacionada con el trabajo legislativo de su madre, como si en éste y en todos los casos no valiera la pena abrir todas las posibilidades de investigación.

Su mamá es legisladora, ¿no tendría que seguirse esa línea de facto? ¿Qué de malo tendría seguir varias líneas? Pero no, autoridades locales garantizan que la actividad política en el estado es absolutamente libre, que no implica riesgos.

Y lo dice a pesar de que en México, 34 políticos han sido asesinados tan sólo entre el 2 de julio y hasta el 8 de noviembre de este año. En el mismo periodo, también fueron ejecutados 19 familiares de políticos, según la consultoría Etellekt, que lleva registros precisos sobre violencia política.

En sus cifras se observa que son justo Puebla y Veracruz los estados que encabezan la lista de atentados a nivel nacional, sólo estos representan el 30% de los casos.

Durante el pasado proceso electoral, 130 políticos fueron asesinados. Entre candidatos, regidores y aspirantes. Fue una de las campañas más violentas.

La Organización de las Naciones Unidas revela que en México se cometen cuatro homicidios por hora, 94 por día; más que el número que anota el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La de Valeria es sólo una postal más de este México abominable.