Con todo lo que hemos visto últimamente, parece ser que la salida más rápida para el presidente Donald Trump para “arreglar” lo que cree que está mal en Estados Unidos es repartir culpas y amenazas contra quien sea.
Y ésta no es la excepción.
Con su acostumbrado tweet mañanero, Trump lanzó una amenaza contra la Unión Europea. Hace un mes, su administración inició una investigación para determinar si las importaciones de vehículos representaban una amenaza para la seguridad nacional. Sí, así como lo leyeron.
Esta mañana, el presidente amenazó con la aplicación de un arancel del 20% sobre todos los autos que ingresan a Estados Unidos y son ensamblados en la Unión Europea.
¿Y ahora por qué?
La cosa es que la Unión Europea comenzó a aplicar justo hoy aranceles especiales sobre productos importados desde Estados Unidos por un valor de 3 mil millones de dólares. Se trata de una medida para “reequilibrar” la imposición de aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio que anunció el país norteamericano el pasado 1 de junio.
Las afectaciones para Estados Unidos están en productos agrícolas y otros bienes.
Y justamente lo que exige Trump es que se eliminen las tarifas comerciales y que los coches se fabriquen en su país.
Hace solo dos días el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, afirmó que aún no tenían una decisión sobre si los aranceles que aplican al acero y al aluminio europeo se extenderían a otros sectores, como el automotriz.
El diario El País refiere que el año pasado se vendieron 17.2 millones de autos en el mercado estadounidense. De ese número, casi un 7% son de marcas europeas, mismas que ya cuentan con plantas de ensamblaje en Estados Unidos y en México para atender la demanda de los estadounidenses.