El muro que divide los límites fronterizos entre Estados Unidos y México exhibe la repulsión que la clase dominante del país vecino le tiene a países como el nuestro y no precisamente porque nuestro territorio esté lleno de violadores, secuestradores y malvivientes como lo aseguró el candidato republicano Donald Trump hace más de un año. Esto va más allá.
“No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo.”Séneca
México y sus ciudadanos no representan una amenaza para la seguridad nacional de nuestros vecinos, como también lo han dicho ciertos mandatarios estadounidenses, pues ¿qué clase de peligro puede representar un país subdesarrollado donde impera la desigualdad, la pobreza y la marginación?
En 2006 el gobierno de Estados Unidos aprobó el “Secure Fence Act”, ley que autoriza la construcción del muro que actualmente se construye en la frontera con México, hecho que de por sí ya es una vergüenza, y al cual está considerando equiparlo con torres de vigilancia, patrullas adicionales, sensores de movimiento, visión infrarroja, y para tener un mejor control, también han considerado en invertir en drones para tener una mejor visión de lo que sucede en la frontera.
Pero ese muro de concreto, lamentablemente, no es el único en el mundo. También está el que divide los límites entre Jerusalén e Israel, el cual se ha vuelto muy famoso por lo aberrante que resulta. A éste se le suman 35 barreras más los cuales se encuentran distribuidos a través de todo el mundo ¿por qué? ¿qué está pasando con la humanidad? ¿por qué nadie se opone?
Pues bien, esta tendencia internacional empezó irónicamente con la caída del Muro de Berlín, cuando todos los líderes de los países desarrollados se habían horrorizado por lo retrograda de esta construcción y aseguraron que algo así jamás volvería a pasar en el mundo (hipócritas).
Los muros deberían causarnos aberración pues éstos dividen, marginan y ofenden por diferentes razones tal vez la más poderosa de ellas por la “legislación” xenofóbica que representan, pues los “argumentos” (pretextos) bajo los que se sustenta su construcción son falsos pues ningún muro ha detenido el flujo de drogas o en nuestro caso de armas, porque está claro que Estados Unidos se hace de la vista gorda en cuanto a este tema, ya que las armas que han sido decomisadas a los Cárteles de la droga, no son de dudosa procedencia, son norteamericanas.
Las vallas de estas proporciones nos deberían de dar vergüenza porque en primer lugar destruye el ecosistema, la naturaleza no entiende de límites, y también porque como seres sociales, éstos, coartan la riqueza cultural que se da en todas las fronteras.
Habría que preguntarnos ¿qué es más importante “la seguridad nacional” o la igualdad universal de los derechos de cada persona? y hacernos tal vez una más ¿quienes construyen este muro? Porque está claro que ni los ciudadanos norteamericanos, ni los mexicanos hemos sido consultados para poner límites en la frontera.
La construcción de estos muros no son sólo un error político, son un error moral pues éstos no representan la voluntad de los pueblos, responden más a los intereses y disputas entre los gobiernos.
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¿Por qué los muros fronterizos deberían darnos vergüenza?
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