Del director Todd Phillips, quien tuviera gran éxito con ¿Qué pasó ayer?-The Hangover —la primera, pues las secuelas ya fueron lamentables—, se estrenó el viernes pasado Amigos de armas (War dogs, Estados Unidos, 2016).
Con ¿Qué pasó ayer?, Phillips presentó una comedia divertida que funcionó bien. La premisa del reventón de solteros en Las Vegas se conectó de inmediato tanto con el público joven como con los mayores. No creo que lo mismo haya sucedido con las secuelas que, como suele suceder con la explotación de películas comerciales, fueron en franca picada.
Amigos de armas es una buena comedia con tintes de drama que se basa en hechos reales, y así se “advierte” desde el principio. No es propiamente una película bélica, aunque el tema flota durante todo el relato, que se basa en un artículo que apareció en la revista Rolling Stone en 2011, escrito por Guy Lawson, quien luego desarrolló más la historia en el libro titulado Arms and the dudes, algo así como Armas y los tipos. La expresión War dogs del título en inglés, es una forma peyorativa para referirse a los particulares que vendieron armas al ejército de Estados Unidos, que a su vez estuvo armando a Afganistán en el conflicto bélico de esa región.
La historia está contada por David, un joven en sus veinte que vive en Miami, y cuya novia le anuncia que hay bebé en camino. Las presiones económicas lo agobian y sus ingresos como masajista de ricachones de Miami distan de darle estabilidad y un futuro prometedor. En un funeral se encuentra con un viejo amigo de la infancia, Steve, quien luce bronceado y próspero, y que lo va involucrando en la compra y venta de armas. La operación del negocio no era ilegal, pues el propio gobierno norteamericano subastaba al mejor postor los contratos de venta de armamento. Es de esperarse que dos jóvenes ambiciosos y seducidos por la idea de dinero fácil, se involucraran en un negocio que se puso peligroso.
Todd Phillips vuelve a abordar la amistad masculina, de nuevo en un contexto de excesos, drogas y mucha adrenalina. Un valor de la película es lo bien que funciona la pareja de protagonistas: Jonah Hill, como Steve, un veinteañero con sobrepeso, drogadicto, sin escrúpulos, dispuesto a todo para hacerse rico, y Miles Teller, quien interpreta a David, un joven más cauteloso que, seducido por los sueños de grandeza de Steve, acaba metido en la boca del lobo.
Hill por momentos se percibe sobreactuado, una probable falla en la dirección, que hace que se desequilibre el retrato de la relación de ambos personajes, ya que se “come” a Teller en varias secuencias.
Hay todo un homenaje a Scarface, y en la estética se dan varios, hay momentos que recuerdan a Martín Scorsese y su recreación de El lobo de Wall Street. Empezar a recibir millones de dólares lleva a los dos a continuar en una espiral de excesos y abusos, pero Phillips no los juzga ni castiga, simplemente presenta los hechos como las fuentes registran que ocurrieron.
En su género es una película que entretiene.
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Post y Contenido Original de : Excelsior
Amigos de armas
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