Me ha contagiado su melancolía
Cuando pronuncia la palabra
En ella
Sabe a vainilla y clavo quemados
Con algo
De sal
A esa que ella llama
Mala suerte y no es otra cosa que su ignorancia sobre quién es ella
Y le teme a los zorros
Que la pueden embaucar
A su inocencia de acero que puede sucumbir
Como un berbiquí que taladra un trozo de nube,
De esas con las que se peina
Noche a noche
Con el lujo
De abrazarme a medio cuerpo
Si supiera que su hermosura es de
Cristal antiquísimo
Y pensar que ambos
Lo sabemos
Nos miramos sabiendo
En el rose más inocente adrede
Inocente prefabricado
Inocente de mentira
Inocente burgués
Inocente cobarde
Inocente con lascivia
Y finalmente con esas ganas
Monstruosas de ultrajarnos,
Al menos,
Espiritualmente.