1. No eres maduro para tu edad. Eres exactamente tan maduro como deberías ser a tu edad.

Oye, te entiendo: con frecuencia te sientes aislado y alienado de todos los que están a tu alrededor, incluso de tus amigos cercanos. Mientras que todos están viviendo la vida felices y disfrutando de cosas que realmente no entiendes, pareciera como si fueras el único que está fingiendo. Y como te sientes la única persona que está pasando por esto, es fácil pensar que tu madurez supera mil veces la del los adolescentes “típicos” que conoces. Yo era exactamente así en el secundario: estaba convencida de que era la única persona realmente madura y que estaba rodeada de idiotas que no entendían.

Pero este es el gran secreto: todos los adolescentes se sienten así. Aunque tus sentimientos te parezcan tan únicos y específicos de ti mismo, todas las personas que conoces están pasando por su propia versión de lo mismo. Cada uno tiene su propia máscara para esconder cómo se siente realmente, pero todos se sienten igual de una forma u otra: solos. Todos creen que nadie los entiende y que son secretamente más maduros que los demás.

Y eso quiere decir que eres exactamente tan maduro como todos los que tengan tu edad, ya sea que te des cuenta o no. Pero en lugar de enfocarte en las formas en que te sientes distinto de ellos, usa este nuevo concepto para empatizar y conectarte con ellos. Todos están un poco perdidos y tratando de encontrar una manera de atravesar esta etapa. Y será muchísimo más fácil si lo hacen juntos en vez de cada uno por su lado.

2. No salgas con alguien sólo para estar en una relación.

Esto es muy difícil de aceptar. Las personas dicen todo el tiempo que uno debe quererse a sí mismo, pero cuando estas en el secundario, es tan difícil encontrar algo de uno mismo que querer. Si sólo pudieras encontrar a otro que te quisiera, quizás también podrías ver todas las cosas que te hacen digno de ser querido. A veces es tan lindo que otras personas te digan lo genial que eres.

Pero te lo digo yo: salir con alguien sólo porque le gustas a la persona no es el camino a la felicidad.
La atención es linda, pero serás muy consciente de que algo falta. Cuando más tiempo permanezcas en una relación que no es la adecuada, más tiempo tardarás en encontrar una que lo sea. Y no es justo para la persona inadecuada que estés saliendo con ella para usarla por su afecto. Ambos deberían querer una buena relación, no cualquier relación y listo.

No busques a alguien que te quiera. Busca a alguien a quien tú quieras también.

3. Si alguien mucho mayor te coquetea, no quiere decir que seas súper cool. Quiere decir que la persona es súper rara.

Cuando tenía 17, un chico de 25 años empezó a mostrar interés por mí y pensé que era porque yo era tan madura para mi edad (ver el punto número uno en la lista). Pero una vez que crucé el umbral de los veinte, me di cuenta de que no era una chica de 17 especialmente cool. No, ese chico mayor era raro.

Piensa en los chicos que tienen bastante menos años que tú. ¿Tendrías algún interés en salir con ellos? Claro que no. Lo mismo se aplica a las personas de veintitantos: no deberían querer salir con chicos de secundario, sin importar lo cool que sea. Alguien mayor que sí muestra interés por un adolescente probablemente esté buscando a alguien que pueda controlar.

Y sí, una vez que cumples 18, puedes legalmente salir con quien quieras y puede ser muy tentador salir con alguien más adulto (especialmente si eres culpable de la ya mencionada falacia “Soy muy maduro para mi edad”).
Pero mucha de la madurez que se requiere para una relación saludable sólo puede hallarse gracias al tiempo y la experiencia, dos cosas que todavía te faltan. Hay personas que se aprovecharan de eso y de ti.

Por supuesto que no todas las relaciones que tienen grandes brechas de edad son malas. Pero antes de embarcarte en este tipo de relación, analiza, largamente y con sinceridad, la forma en que esta persona trata a los trata a los demás en su vida. ¿Con quién más salieron? ¿Cómo se refieren a sus ex? ¿Muchos supuestamente estaban “locos”? ¿Te presiona para que hagas cosas para las que no estás lista? ¿Te hacen sentir culpable por fijar tus propios límites? Mereces salir con alguien que te haga sentir a salvo y apreciada, no sólo “cool”.

4. Tus padres no están tratando de arruinarte la vida. En serio.

Sé que se siente como si fuera así. Crecieron en una época muy diferente y no entienden lo que es ser adolescente hoy, así que siguen haciendo las reglas y tomando decisiones a partir de una realidad que ya no siquiera existe más.
Tienen buenas intenciones, pero lo que pasa es que no te entienden.

¿Y sabes qué? Algo de esto debe ser cierto. Pero esta es la cuestión: quieren entenderte. Quieren tener una buena relación contigo. Y la única forma en la que te aseguras de que nunca lo consigan es si no compartes nada con ellos. A veces ellos cometerán errores, pero también tú. Dale a tus padres un descanso y otórgales la posibilidad de conocerte. Y, al mismo tiempo, haz lugar a la posibilidad de que, si bien tienes una visión de mundo que ellos no tienen, ellos también tienen una forma de entender las cosas única diferente a la tuya, así que a veces tomarán decisiones con las que discrepes rotundamente.

“¿Pero cómo pueden hacer eso? ¡Soy prácticamente un adulto!”, estás probablemente diciendo.
Y a eso te digo: por favor, referirse al primer ítem de esta lista. No, no lo eres. Por favor, no dejes de recordártelo.

5. Toma clases fuera de tu zona de confort.

Probablemente ya tengas una idea de las materias en las que eres bueno, y sea tentador organizar tus materias optativas para aprovechar tus fortalezas. ¿Para qué hacer literatura española cuando sabes que quieres estudiar ingeniería? ¿Para qué aprender sobre mantenimiento del auto cuando lo único que te interesan son las clases de arte?

Porque si eres un adolescente y ya sabes todo lo que hay para saber de ti mismo, te preparas para una vida muy aburrida. Y tus años de adolescencia son para descubrir nuevas facetas de tu personalidad que ni siquiera sabías que existían. Prueba una clase de guitarra o de contaduría, fíjate si Cálculo es una materia que te termina gustando. Descubre qué te asusta un poco y pruébalo. Quizás no funciona, pero quizás sí y un nuevo mundo de posibilidades se te revela. Nunca lo sabrás si sólo te quedas con lo que te sale bien.

Además, te prometo que en un par de años, esa clase de mantenimiento del auto te va a ser tanútil.

6. Luego de la graduación, haz lo que tú quieras hacer, no lo que sientas que debes hacer.

Ya haz oído alguna variante de esto antes, estoy segura: “¡No dejes que otros te presionen! ¡Sé fiel a ti mismo!”. Pero no me refiero a la presión externa. Me refiero a la presión que tú mismo te impones.

Cuando me gradué del secundario y fui a la universidad, estaba tan preocupada por ser tomada “en serio” que en un principio me orienté en ciencias políticas y estudios para la paz, con el objetivo de algún día trabajar en la ONU y arreglar el mundo. Pero si bien quería ser la clase de persona que hiciera eso, no me detuve a pensar en si realmente yo quería hacerlo. (Adelanto: no quería.) Me tomó un año mediocre de universidad darme cuenta de que lo que realmente quería era escribir, y si hubiera prestado atención a lo que realmente me gustaba en el secundario, hubiera sido obvio desde un principio. Tuve que aceptar que lo que yo quería estaba bien, aunque no salvara el mundo.

Está bien querer cumplir tus objetivos, aún si crees que son un poco extraño. Tus sueños y deseos valen tanto como los de los demás. No desperdicies tu vida tratando de convertirte en la persona que crees que deberías ser; trabaja para convertirte en quien quierasser.

7. Casi ninguno de tus problemas en realidad importa.

O, mejor dicho, sí importan, pero sólo por el momento. Pero en un par de años, mirarás atrás y te preguntarás por qué estabas tan preocupado. Esa elección del consejo estudiantil que perdiste será un recuerdo lejano. Ese profesor que odiabas será una anécdota divertida que contar. Esos amigos con los que ahora estás peleando serán apenas vagos conocidos con los que sólo hablarás por Facebook. (O, digo, SnapChat o SnapLoQueSea o lo que ustedes jóvenes usen hoy en día. Perdón, soy una vieja.)

Este es el patrón que seguirá toda tu vida, también. Problemas enormes, estresantes, que tenías en la universidad se volverán triviales apenas te gradúes. Separaciones devastadoras que atravesé a los veinte se convirtieron en recuerdos preciados a los treinta. Siempre serás un trabajo en proceso y la magia del tiempo y la distancia convertirán tus problemas en oportunidades de aprendizaje. Estarás bien.

Y si crees que tienes problemas ahora, espera a incursionar en el mundo de las deudas de tarjetas de crédito. Uff.

8. Probablemente no sigas ninguno de estos consejos y, sinceramente, no estoy segura de que deberías.

La única razón por la que tengo estos consejos para dar es porque cuando era adolescente hice prácticamente todo lo opuesto. Salí con personas que no me hacían bien, metí la pata en la escuela, trataba mal a mis padres, y así y todo pensaba secretamente que era mejor que los demás.

Pero es porque cometí todos esos errores estúpidos y vergonzosos, y enfrenté las consecuencias, que aprendí a no ser una persona de porquería. No hubiera tenido el mismo efecto si alguien me hubiera dicho lo que tenía qué hacer, tuve que darme cuenta por mí misma.

Así que no, no me escuchen. Cometan sus propios errores. Sientan la decepción y el dolor de que les rompan el corazón y no permitan que esas cosas los derroten. Aprendan de ellas, y salgan de la experiencia siendo más fuertes y más listos.

Sin embargo, hay un consejo al que realmente quisiera que le prestaran atención…