Martha Hilda González Calderón, actual secretaria de Trabajo del Estado de México, consideró que el ex gobernador Ignacio Pichardo Pagaza cuenta, por su trayectoria personal y en la política, con los méritos suficientes para ser inhumado en la Rotonda de las Personas Ilustres de la entidad, si bien consideró, es importantísimo conocer cuál fue la voluntad de él, expresada a su familia, y desde luego, respetarla.
Creo que méritos al licenciado Pichardo le sobran para poder ser contemplado en la Rotonda, todos estaríamos de acuerdo en darle el máximo reconocimiento, pero habrá que ver él qué definió al final de su vida, y respetarlo, porque así era el licenciado, evadía los reflectores, evadía los honores; él, más bien, buscaba cómo podía ser de utilidad a los demás. Finalmente habrá que respetar cuál fue su voluntad, y creo que ésa es la que tiene que ser nuestra brújula, dijo.
Originario de Santa Ana Tlapaltitlán, Toluca, Ignacio Pichardo Pagaza nació el 13 de noviembre de 1935; dedicó 31 años de su vida a la política y a la administración pública como miembro del PRI.
Fue un hombre que amó la naturaleza, amó al Estado de México y fue muy congruente con eso. Creo que donde estén los últimos restos del licenciado Pichardo Pagaza pasa a un segundo término cuando deja una obra importante, no sólo en su obra escrita que, de por sí fue vasta, sino en su propio desempeño como servidor público y hasta como ser humano, agregó González Calderón.
La funcionaria mexiquense compartió sus reflexiones en torno al legado de Pichardo Pagaza, y entrañables anécdotas para conocerlo no nada más como político sino también en el plano personal. Ahora que falleció me puse a pensar qué era lo que yo recordaría de él como gobernador, como embajador; qué recordaría más de la vida del licenciado Pichardo Pagaza y sinceramente, su modestia, dijo de inicio.
El licenciado era como de esas grandezas de alma que no necesitan tener muchos sahumerios ni que le hagan muchas pleitesías; siempre fue de una modestia. Era un gobernador que tú veías andando en bicicleta por las calles de Toluca y Zinacantepec a las seis y media, siete de la mañana, solito con su gorrita. Verdaderamente era increíble la manera como él se conducía. Nunca aceptó –la verdad es que quienes teníamos oportunidad de hablar con él en algún momento–, no le gustaba, se sentía incómodo cuando se le trataba como gobernador, recordó.
Sobre su desempeño como presidente Nacional del Partido Revolucionario Institucional, dijo que le tocó vivir un momento muy complicado, cuando el tricolor perdió la presidencia de la República en el 2000. El licenciado Pichardo junto con María de los Ángeles Moreno, hicieron una defensa del partido muy importante.
En 1989, fue nombrado gobernador del Estado de México, luego de la renuncia al cargo de Mario Ramón Beteta; lo ejerció los cuatro años restantes del periodo constitucional. Como gobernador todo lo que hizo en materia cultural, todo lo que hizo por resaltar el tema de medio ambiente; los temas laborales, que es ahora mi área, en su gobierno también fueron trascendentales porque se establecieron programas que hasta la fecha se siguen aplicando; también siempre tuvo muy presente lo local, tenemos tantos museos en Toluca porque el licenciado rescató casas antiguas de la ciudad para que fueran museos y ahí tenemos al José María Velasco, el Felipe Santiago Gutiérrez, el de la Estampa, el de la Acuarela, añadió.
Cabe recordar que al concluir su periodo como gobernador, no dejó ninguna deuda. No me sorprende, era de una pulcritud y de un estilo de vida austero, sobrio, nunca se le conocieron escándalos.
Martha Hilda González Calderón compartió una anécdota personal. Fui su vecina, donde él vivía, llegué a vivir hace muchos años. Había sido gobernador y cuando llegué a vivir, él se puso de presidente de los colonos, imagínate… y era una delicia estar con el licenciado Pichardo, pero él también te decía ‘vamos a hacer esto’ y se hacía; él cumplía lo que había dispuesto; lo vi como vecino y era de una gentileza. Creo que fue la mejor época que tuvo donde vivo.
Al licenciado Pichardo nunca se le conocieron guaruras o algo así, sólo era la persona que le manejaba y al final, la persona que le ayudaba a caminar, fue de una cercanía verdaderamente impresionante, dijo.
Además, como embajador de México en España, recordó, le tocó dar la cara ante los medios en Europa, cuando se dio en nuestro país el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y lo hizo con gran entereza.
Como una persona sencilla, un hombre modesto que se conducía con así, con gran pulcritud y honestidad; de un estilo de vida austero y sobrio, a quien nunca se le conocieron escándalos, así recordó Martha Hilda González Calderón al ex gobernador del Estado de México Ignacio Pichardo Pagaza, quien falleció el pasado 14 de abril del 2020.
La actual Secretaria del Trabajo del Estado de México compartió una serie anécdotas entrañables de este personaje de la vida política mexiquense. Recordó por ejemplo, que en algún momento de su carrera Pichardo Pagaza no aceptó cargos porque no tenía el doctorado. Le ofrecían un cargo en el que el titular debía ser doctorado, y cuántos hubieran aceptado, pero el licenciado era de una pulcritud, de una honestidad, no lo aceptó porque dijo: ‘Los estatutos dicen que tiene que ser doctor y yo soy doctorante’, entonces él era así.
Sobre su actividad intelectual, González Calderón compartió: Me acuerdo que hace poco fui a la presentación de un libro sobre el maestro Carlos Hank González, y el licenciado Pichardo Pagaza seguía escribiendo. También destacó su amor por la naturaleza, hizo que por litro de gasolina se tomen unos centavitos para hacer un fondo ambiental para el Nevado de Toluca, y eso ha permitido darle trabajo permanente a todas las obras de defensa y mitigación, para preservar el Nevado de Toluca; Valle de Bravo era de sus grandes pasiones, hizo por la cuenca hidrológica de ahí cuando estuvo al frente del organismo que coordina a todas las instancias privadas y públicas.
Recordó a Ignacio Pichardo Pagaza también como un hombre de familia, muy cercano a Juli (Julieta Lechuga), su esposa; siempre preocupados por sus hijos (Ignacio y Alfonso) con quienes siempre sintió que había tenido él, durante su carrera, muchas ausencias y no había estado lo suficientemente cercano a sus hijos; eso creo que en el fondo le pesaba.
Hasta el último de sus días siempre quería dar batalla, era un hombre de lucha y siempre de una lucidez impresionante, hasta el final, parecía que uno estaba hablando con un joven y no con un señorón de 80 y tantos años. Ya estaba cansado, su cuerpo ya estaba muy cansado, ya no podía moverse, tenía que estar asistido por su enfermero que lo ayudaba, comentó.
Así, tras el recuento de apenas algunos rasgos de su amplia trayectoria en la política, en la administración pública, y como intelectual, Martha Hilda González expresó: Creo que hemos sido muy afortunados de haber tenido a alguien de la estatura del licenciado Pichardo. Estoy muy agradecida por todo lo que me enseñó, sin haber sido oficialmente mi maestro, pero su actitud inspiraba y creo que el mejor homenaje es, a lo mejor, ver su vida y aprenderle, aplicarla en la circunstancia de cada quien: No se necesita ser gobernador para ser mesurado o para tener una vida ordenada, o ser congruente, para no traer tanta parafernalia. Es en verdad emular su vida y decir: “Gracias Ignacio Pichardo por habernos enseñado tanto”.
Así pues, ¿será tiempo de engrosar las filas de las Personas Ilustres del Estado de México?
Creo que sí. Está el licenciado Pichardo y hay otros muchos que desafortunadamente han fallecido en los últimos meses, o años, a quienes debiéramos, a lo mejor, de considerar.
El licenciado Pichardo tuvo un gran amigo, también toluqueño que fallece 15 días antes que él, que es el embajador Sergio González Gálvez. Eran íntimos amigos, de hecho el último libro que hace el embajador González Gálvez, el licenciado Pichardo se lo prologa. Hace poco hablaba con la viuda del embajador, y lo que me decía era: ‘Los amigos se reunieron’.
Entonces sí, creo que valdría la pena hacer un recuento de cuántos han sido los hombres, las mujeres que, desafortunadamente, ya nos dejaron, pero pienso que más allá de nuestras opiniones, la opinión que dejó en vida la persona debe de ser respetada, reiteró.
En este sentido, consideró que la lista de Personas Ilustres de la entidad debería actualizarse anualmente. La Secretaría General de gobierno lo maneja, pero creo que debiera ser algo que anualmente esté revisándose; el estar honrando a personas que nos dieron tanto, y en el caso del licenciado Pichardo Pagaza, valdría la pena, señaló.
Y en caso de que Ignacio Pichardo Pagaza haya expresado su voluntad de que sus restos no fueran depositados en la Rotonda de los Personajes Ilustres del Estado de México, consideró que podría honrarse su memoria de otras formas: Creo que un libro sobre su vida tiene que hacerse; entiendo que ya hay un puente en San Mateo Atenco y en Las Torres, uno de los puentes ya llevaba su nombre, o alguna escuela. Él le apostó mucho a la educación, siempre fue un hombre que se estuvo preparando a lo largo de su vida, y pienso que eso pudiera ser, entre otras cosas, concluyó Martha Hilda González.