Por Socorro Valdez Guerrero
¡Hay luz! Se electrifica cada rincón del país, aunque se expande la sombra del ¡Fraude!
Una politiquería que alumbra y salen de la penumbra ¡Fantasmas!, magos, ¡brujos!..
Esos ocultos cuando no hay luz.
Que se camuflan y salen en la elección, como en aquella de 1988, que fue duda de victoria electoral.
Que tiene reflector para alumbrar a ese personaje que hoy electrifica al país, y ayer también lo electrificó.
El que fue ¡Apagón! En el ¡Pasado!
Triunfo que obscureció la democracia y ¡aplastó! En la penumbra el interés ciudadano, la credulidad en partidos políticos, en autoridades electorales.
Ese que quitó la luz al valor de un voto y a la participación en elecciones.
Tan vigente, tan alumbrado por una investidura y ungido por aquel, tal vez para dar luz a todo 2021.
Ese que la Función Pública le quitó los “diablitos” de mala conducta.
Que está ahí para dar luz, cuando hace 32 años, obscureció y generó sombra.
Deslumbró un país. Bajó el apagador. Desconectó un ¡Sistema! Lo electrocutó y ¡Cayó fulminado!..
Hoy vaga su sombra, aunque un campesino de un poblado hidalguense, da la luz, enfrenta para que no apaguen su voto como en 1988.
Él, que poco sabe leer y escribir, levantó el suitch en Hidalgo y da claridad, alumbra con ejemplo ciudadano en defensa del voto para todo el país.
Luz para una verdadera democracia.
Luz para revalidar el sufragio, para alumbrar la democracia de quienes de nuevo quieren obscurecerla.
Empujan la penumbra para el ¡Fraude! Como en aquel 1988 cuando Manuel Bartlet Díaz era el de la luz sigilosa que cableó el país con un controvertido triunfo priista.
Moreno hoy, quiso ser sombra, aunque su luz refleja saber que fue el del ¡Fraude! El de la trampa.
Un fraude que amenaza alumbrar y expandirse en cada rincón, primero de 2020.
Y ¿luego? Hoy en Hidalgo, en el poblado de Acaxochitlán, municipio de indígenas, donde el PRI, el Tribunal Electoral estatal, y toda una estructura quieren penumbra para el triunfo de un candidato independiente de un poblado otomí.
Quieren obscurecer una elección, y ese campesino, da la luz para defender su voto y arrebatar el inmerecido triunfo como aquel que dejó penumbra en 1988.
Demos la razón a Platón y no dejemos que se expanda la sombra, que nos quiten de nuevo la luz, porque: “El precio de desentenderse de la política, es ser gobernado por los peores hombres”.
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