(NOTICIAS YA).- 29/Noviembre/2020

Diego Antonio Molina, el empleado de funeraria que se tomó una fotografía con el cuerpo de Diego Armando Maradona, se entregó a las autoridades argentinas; según reportes de Infobae.

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Molina fue uno de los 3 empleados que se retrató con el cadáver del famoso futbolista. El hombre se presentó con su abogada defensora poco después de las 12:00 am (tiempo local) del sábado. La policía tomó los datos de Molina, pero no lo detuvieron. 

Molina se hizo viral luego de que el abogado Matías Morla publicara su identidad en redes sociales. “Es el canalla que se sacó una foto junto al féretro de Diego Maradona. Por la memoria de mi amigo no voy a descansar hasta que pague semejante aberración”. 

El Cuerpo de Investigaciones Judiciales y la Fiscalía Contravencional No. 25 iniciaron una investigación de oficio en contra de Molina por profanar un cadáver, un delito establecido en el artículo 70 Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires. 

La policía realizó allanamientos en el lugar donde se preparó el cuerpo, en la cochería y en la casa de Claudio Ismael Fernández, otro de los empleados que se fotografió con el cuerpo en compañía de su hijo, Sebastián Ismael Fernández. Ninguno de los sospechosos fue detenido.

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Las autoridades tomaron como evidencia 3 teléfonos celulares, una netbook, un pendrive y camisas que coincidían con las que los sospechosos usaban al momento de tomar las fotografías. 

Los tres sospechosos fueron despedidos de su empleo, además Molina fue expulsado como socio del club Argentinos Junior. Fernández dijo que nunca fue su intención que la foto se subiera y que no se tomó con su celular, ni fue planeada, sino que se tomó mientras estaban acomodando el cuerpo. 

“No fue sacada de mi teléfono, la sacaron de otro. Eso es lo peor de todo. Jamás pensé que lo iban a subir, pasar un grupo o viralizarlo. Por eso pido disculpas a la familia Maradona”, dijo Claudio Fernández. 

Fernández dijo que desde que se publicó la fotografía no ha dejado de recibir amenazas de muerte y otras agresiones por teléfono. “Nos dicen que nos van a matar, que nos van a romper la camioneta”. 

De ser encontrados culpables, los sospechosos se enfrentan a una multa de 400 a 4000 pesos argentinos, o 10 días de cárcel.  

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