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¿País diferente?

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¿País diferente?

Han pasado los dos primeros días del mes de diciembre y, a pesar del aviso dado el pasado 8 de enero del fatídico año en curso, todavía no alcanzo a diferenciar entre el México del mes de noviembre y el nuevo México que en teoría es igualito a Dinamarca, Reino Unido o, de menos, Canadá.

El tema no era la falta de recursos, sino la cochina corrupción que por supuesto ya no existe, ¿alguien lo duda?

Esto nos rompe el corazón, pues muchos llevábamos la cuenta regresiva y esperábamos con ansia que llegara el tan anhelado 1 de diciembre para encontrarnos con una realidad más amable, mucho más favorecedora y capaz de hacernos sentir como entes dignos de codearnos con las grandes potencias.

¿Cómo es esto posible?, y ahora, ¿Quién podrá ayudarnos? (Lamento recordarles que el chapulín colorado paso a mejor vida el 28 de noviembre de 2014).

Creo que, tenemos que aceptarlo, no estamos preparados para dar ese salto; lo digo con certeza porque más allá de decretos y demagogias, tenemos que trabajar mucho para merecernos algo de esa naturaleza.

Queremos servicios de salud como en Dinamarca, pero no tenemos empacho en andar haciendo visitas, saliendo a la calle con cualquier pretexto y evitando el uso de mascarillas porque no son de utilidad en tiempos de un rebrote pandémico.

Aspiramos a servicios públicos como en Reino Unido, pero jamás llegamos a tiempo a nuestras jornadas laborales, evitamos pagar impuestos y exigimos al gobierno que nos apoye por todo y para todo. En aquella región del mundo, la gente es sumamente responsable y tiene la conciencia de darse cuenta que absolutamente todo en la vida emana del esfuerzo y la co-responsabilidad entre gobernados y gobernantes.

Además, existe un comportamiento social lo suficientemente sensato para, por ejemplo, no tirar basura en las calles, respetar sus espacios de trabajo y mostrar respeto por el tiempo de los demás en tanto en concepto puntualidad está más que acuñado en el contexto social.

Deseamos la calidad de vida canadiense, pero a la menor oportunidad, buscaré abusar del que se deje porque yo me siento mucho más listo que el resto del mundo y asumo que colgarme del trabajo y esfuerzo de todo y todos resulta una extraordinaria estrategia para llevar mi vida.

De la misma manera, presumo lo que no soy, me ostento como lo que no he logrado, abuso del menos favorecido, humillo al que veo vulnerable, chantajeo para sacar ventaja, me lamento por mi condición de vida a pesar de que yo he sido quién ha decidido vivirla de esa forma o me ando quejando hasta por el volar de la mosca.

Más allá de la promesa no cumplida, me permito diferir del señor presidente, no es un tema de corrupción, es un tema de educación, de sentido común, de incongruencia, de cultura arraigada, de realidades contundentes.

No, no estaremos como en Dinamarca y me temo que pasará un rato para que logremos aspirar a ello; pero para eso, primero debemos dejar de esperar todo peladito y en la boca y ponernos a trabajar para alcanzar esa meta.

A lo mejor en la 5T lo conseguimos.

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