María Elena Maldonado
En los grandes almacenes desde septiembre pusieron a la venta los artículos navideños, demasiada anticipación, yo esperé a que llegara diciembre, en su primer día saqué de su empolvada bolsa la corona que colgamos en la entrada: la sacudí, un poco de mantenimiento a las pequeñas nochebuenas y otros adornos que la conforman, la colgué en la entrada y declare inaugurada la Navidad. Es una época que me gusta, sé que esto no le sucede a todos, hay por ahí a quien le parece cursi, sólo para gastar, quien de plano la detesta, supongo que la deben pasar muy mal, pues la gran mayoría en el mundo la celebra y llenan de adornos, mensajes, películas, música, los medios de comunicación, las calles, las casas y hasta la ropa. Los cantantes más famosos graban discos especiales, hay fiestas, reuniones por este motivo, con lo que yo creo que no hay forma de escaparse.
Y bueno, “había” fiestas y reuniones porque este año el covid ha puesto de cabeza el mundo, un año de tragedia para las familias de 1,535,100 fallecidos, en el conteo estadístico, se dice que el real es por lo menos por dos, ya que muchos enfermos no llegaron a hospitales, no hubo pruebas y no se contabilizaron entre los casos. Independiente a eso, este año ha habido demasiadas vidas perdidas por otras enfermedades, el cáncer que silencioso invade los órganos hasta que te gana la pelea. La violencia ha cobrado más vidas que en años anteriores, feminicidios, desparecidos, madres buscando en fosas a sus hijos perdidos, tristes los números. No reparto culpas, cada quien sabrá a quién responsabilizar.
Y a pesar de todos los pesares la vida sigue y la gente festeja, ahora será diferente, muchas personas están aisladas y se cuidan estrictamente, no se reúnen con otros aunque sean familia, dudan que tan bien se cuidan el otro, los otros y realmente así debe ser, nadie sabe cómo reaccionara tu sistema inmunológico, cómo te afectaría y si lo sobrevivirías, la muerte es una de las opciones. Los cuidados no sobran.
Algunas abuelas no han conocido a sus nietos nacidos en estos meses o primero se hacen la prueba y después la visita. Así la vida por ahora, hasta que el mundo entero se vacune y esta opción tampoco tiene sencillo el camino. El primer problema es que este comprobada y llegue hasta nuestros centros de salud. La otra es que hay muchas personas que se niegan a hacerlo –yo tengo mis dudas- hay teorías terribles que van desde que te puede provocar la muerte, que trae un chip que implantarán en nuestro cuerpo para manipularnos, controlarnos con fines políticos y económicos. Detrás de este plan macabro estarían los magnates George Soros y Bill Gates; así, la vacuna para enfrentar al nuevo coronavirus tendría un ‘chip’ con nanotecnología de ADN que controlaría la actividad cerebral. Usted dirá, entre tanta información acabamos por estar desinformados.
Seguramente me repito, cada año hablo de la Navidad mi emoción y reflexiones son las mismas –eso creo- pues se dice que nuestro cambio es constante, creo que lo esencial se mantiene, como mi recomendación a todos los mexicanos que hagamos de lado a Santa Claus ya que el protagonista de esta fiesta es ¡Jesús! para los creyentes el hijo de Dios que por amor a la humanidad se encarnó de María la Virgen se hizo hombre y habito entre nosotros. Traigo pleito con los seguidores del gordo de rojo, una distorsionada caricatura de San Nicolás, aquí su historia para los que no la conocen: en Oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, en Occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los musulmanes conquistaron Anatolia, un grupo de cristianos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se le adjudicaron tan admirables milagros al rezarle que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 había construido un templo en su honor, entre sus múltiples milagros se le atribuye haber resucitado a tres niños que habían caído de un árbol y muerto al instante y a otros tres niños sacrificados para dar de comer a los clientes de un hostelero que fueron devueltos a la vida por intercesión del santo. Motivo por el cual se le representa con tres niños a su lado.
Así que ni hay señora Claus, ni vive en el Polo Norte, ni es el motivo de la Navidad y aunque creo que pregono en el desierto, pues millones de padres arrastrados por la mercadotecnia han dejado que el gordo de rojo sea el protagonista, quizá haya algunos que recapaciten y le den su sitio de importancia al Hijo de Dios, por lo menos háganlo presente, pongan un nacimiento.
Digan a sus niños que Santa Claus es un ayudante encargado de la entrega de los obsequios.
Como sea, ahora es época de reflexión y de abrir nuestros corazones para vivir los mensajes de amor, generosidad y perdón. Empiecen por ustedes mismos, muchas veces andamos cargando culpas y más culpas que sería excelente ya abandonar en el basurero más cercano y andar ligero el viaje. Ya aprendida la lección y dibujada la sonrisa disfruten esta celebración como sea, solos, acompañados, con tapaboca, distancia y si es al aire libre cúbranse pues parece que el frio esta por instalarse. Sólo permitan que la felicidad entre abrazando todo a su paso ¡FELIZ NAVIDAD!
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