Socorro Valdez Guerrero
Para ellos, los de la ciencia, sus ojos reflejan algo sobre natural, ¡inexplicable!..
Un busto humano, que para los otros, los de la fe, los de la creencia, es ¡Juan Diego!
La Virgen de Guadalupe, tan venerada por unos, y tan estudiada por otros, es vigente, es la unión de los mexicanos.
Es lo que no se debe perder, aún en tiempos de luto y dolor.
De sombras en la familia mexicana, de tristeza y de incertidumbre.
Un contagio, un virus, no trunca, crea esperanza, impulsa esa fe, ese anhelo que la misma ciencia, no se explica.
Unos veneran el ayate, la tilma, su imagen, su historia, su ¡Aparición!
Ellos, los científicos estudiaron su aparición, y son hechos inexplicables. Un ayate que se conserva, unos ojos que lo reflejan a él, unos colores de la tilma que no se desvanecen.
Esa manta sagrada que hoy reposa en la Basílica de
Guadalupe en honor a ella.
Rigurosos estudios, análisis de teólogos, científicos hasta de la Nasa, de la UNAM, que revelan esa fe, que reflejan los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Una pintura de la tilma, en el ayate, en las constelaciones, que no dan explicación, que no entienden cómo, sigue vigente su veneración a más de 587 años.
La ¡Fe! En ella, en él, en el indio Juan Diego, al que se le apareció, se conserva, porque es la madre de los ¡Mexicanos!..
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