La frase
Entre tantas penas, por amigos caídos o afectados por la pandemia, un triunfo del Toluca en el inicio del torneo.
NOS CAE DE PERLAS
CON EL TOLUCA: Este Toluca axolado (por el uniforme de copiado de Xolos de Tijuana) fue capaz de iniciar con un triunfo a pesar del error inicial de su portero Luis García, (al que hay que exigirle mucho, porque lejos de consolidarse ha empezado a chambonear) que pudo haber costado un resultado adverso.
Sin embargo, tiene tintes de mejoría, aunque no total. Torres Nilo en un puesto que no es el suyo, acusó también fuera de forma y es natural porque en Tigres no jugaba.
Rigonato sin dar el do de pecho, por más que se haya hincado al final para dar gracias a Dios. Cuando no se tiene talento, ni Dios lo puede ayudar. De Barbieri puedo decir que cumplió y eso es bueno frente a tanto central fallido que ha habido en el equipo.
En la línea media hubo dos contenciones, el “Gallito” Vázquez no desentonó, pero el chileno Baeza no fue el “serrucho” que se precisa, como que trae los dientes mellados y por ello fue relevado por Da Silva, que cometió una mano que fue perdonada por el árbitro.
Kevin Castañeda anotó un golazo y debe tomar en cuenta que con ese tiro privilegiado debe lanzar más obuses de media distancia por juego. Salinas se reivindicó con el pase a Castañeda, del error garrafal de regalar un penal al rival.
Sambueza como siempre, en su papel, dio un gran pase para el gol de Canelo, quien remató muy bien y que ojalá repita el inicio del torneo anterior y que no haya Covid que se le atraviese.
Estrada anotó y al fin lo vimos sonreir. “Dientes” López entró y ojalá Cristante se de cuenta de que lo desperdició. Triverio sin nada interesante y Ortega ojalá se consolide y no se decepcione.
El gazapo en la transmisión, que varios locutores confundieron al ecuatoriano Valencia del Querétaro, con el colombiano “Tren” Valencia. Luego quisieron congratularse, señalando que el dicen el “Trencito”, pues tampoco le atinaron, porque así le dicen al hijo del jugador colombiano, quien también ejerce la profesión.
La actuación del árbitro Adalid Maganda muy oscura, tiene un futuro negro en el arbitraje, aunque haga más huelgas. Sin embargo, aquí entre nos, ojalá lo programen más seguido con el Toluca, se ve que le caen bien los nuevos colores del Diablo.
La Gran Conquista de la Izquierda la Está Matando ¡La Izquierda!
Toda una vida de lucha en varias generaciones de izquierdistas mexicanos, incluyendo periodos en la clandestinidad, por hacer realidad la pluralidad política, la democracia participativa, la alternancia en el poder, la cancelación del presidencialismo autoritario y concentrador del poder absoluto, la está matando la propia izquierda mexicana, justo cuando por la vía democrática arribó por primera vez a la Presidencia de la República en la figura de Andrés Manuel López Obrador.
El sorprendente triunfo arrollador del primer presidente mexicano emanado de la izquierda en el 2018, le cayó como anillo al dedo a Andrés Manuel López Obrador para establecer de inmediato un gobierno populista con su antagonismo característico, concentrador del poder absoluto en la figura presidencial y autoritario al disponer de todo el control legislativo, judicial, ejecutivo, militar, presupuestal y mediático, aplastando cualquier tipo de crítica, oposición política o contradicción con su política centralista, de pensamiento único, justo todo lo contrario a los anhelos de la lucha histórica de la izquierda mexicana.
En dos años de gobierno, Andrés Manuel López Obrador pudo imponer con decisiones dictatoriales, un estilo de gobierno autoritario que demanda obediencia a ciegas a sus seguidores, sin importar las consecuencias dañinas para la democracia, la economía, la salud, las libertades, los derechos, la seguridad, el desarrollo y el futuro de los mexicanos.
Con repetir un triunfo avasallador en las elecciones de junio del presente 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador podría convertirse en gobernante absolutista, que todo lo tiene y controla, sin contrapesos políticos, sin oposición en ningún ámbito de la vida federal, estatal o municipal; en ningún campo de la ciencia, la cultura, la industria, el comercio, la política, la economía, la justicia, la inversión, la obra pública y privada, el derecho y los procesos electorales.
Ni los izquierdistas más aguerridos imaginaron tal concentración de poder en México, cuando combatieron esos excesos desde sus diferentes trincheras; luchadores sociales como Heriberto Jara, Adelina Cendejas y Clementina Bassols Batalla; líderes populares como Jacinto López, Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez; políticos como Braulio Maldonado, Ignacio García Téllez, Valentín Campa, Othón Salazar, Vicente Lombardo Toledano, Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos; artistas como José Chávez Morado; intelectuales como Manuel Marcué Pardiñas, Alonso Aguilar, Fernando Carmona, Felipe Carrillo Puerto, Heriberto Jara, Pablo González Casanova y Elí de Gortari; técnicos como Heberto Castillo y jóvenes como Enrique González Pedrero, Francisco López Cámara, David Alfaro Siqueiros, José Revueltas, Javier Barros Sierra, Víctor Flores Olea, y Jesús Reyes Heroles; y más recientemente Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el hijo del General Lázaro Cárdenas del Rio.
La lucha de la izquierda mexicana por la democratización integral de la vida nacional, se dio al interior del partido de Estado y del gobierno concentrador; desde la academia, la cultura, la lucha social, la protesta callejera y la guerrilla; y justamente ahora que cuenta con su primer Presidente de México, la sociedad mexicana se organiza para impedir que la izquierda adopte y sublime todos los vicios antidemocráticos por los que luchó y dio la vida a lo largo de la historia política de México.
Tan es así que en 1978 se llevó a cabo la Reforma Política, la cual permitió la participación de la izquierda mexicana dentro del sistema electoral, cambiando la actividad clandestina por la institucional.
Fue precisamente Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien abandonó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para iniciar desde la izquierda moderna de México la lucha por la democracia efectiva en México, forzando avances y transformaciones sustantivas como el equilibrio de poderes en el Congreso de la Unión, el fortalecimiento del Federalismo y del Municipio Libre, el establecimiento de Órganos Autónomos del Estado que acotaron y equilibraron el poder presidencial en todos los ámbitos de la vida nacional, a través de la unidad de las izquierdas mexicanas y de las organizaciones de la sociedad civil.
En todo esta historia, Andrés Manuel López Obrador, actual Presidente de México bajo el cobijo de la izquierda de México, se distinguió siempre por ser el oportunista que fue sorprendiendo, asaltando y acaparando el esfuerzo, el trabajo, la lucha y las conquistas de los auténticos líderes izquierdistas mexicanos, tanto dentro de la institucionalidad, como de la clandestinidad y la lucha social.
Lo hizo con Enrique González Pedrero, dentro del PRI; lo hizo con el PT, con el PRD, y lo hizo con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fuera del PRI y en el primer gobierno de la izquierda en el gobierno de la Ciudad de México, capital del país; se apoderó de sus logros, de sus bases y de sus ideales, para luego traicionarlos y hacerse del poder presidencial aliado con lo más nefasto del priísmo, del panismo, de la extrema derecha y de la izquierda acomodaticia, para imponer un gobierno populista y autoritario, contrario a los ideales democráticos, libertarios y progresistas de la verdadera izquierda mexicana.
Pero la sociedad mexicana, los demócratas mexicanos, incluyendo a los auténticos izquierdistas que han marcado distancia del gobierno federal y del propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, tendrán una última oportunidad en las elecciones intermedias del 6 de junio de este año para corregir el rumbo democrático de México, antes de tener que empezar de cero otra lucha contra el autoritarismo centralista de la figura presidencial, ¿no le parece a usted, estimado lector?