Abro la puerta del auto;
el invierno se ha instalado
en los árboles.
La ciudad se viste de blanco.
La noche se alumbra
con luces multicolores.
Enmudezco
cuando tiemblo
y no hay viento.
Mi ocio gira
en torno a un hormiguero de gente;
con un gesto
puedo desbloquear mi smartphone
y capturar el momento,
pero mi corazón es un iceberg
que se hunde en las redes sociales.
Soy un barco de papel
que se desplaza de acuerdo a la corriente
y lo pueden moldear en cualquier parte.
Fuera de mí el espejo invisible
devora; el caos se extiende,
los pulmones duelen;
mi sombra deambula
se amplía; cae.
Espirales de palabras
circulan; garabatean
y una culebra envenena
mis entrañas.