La frase
Es inmoral saltarse la fila. Hay que cortar el influyentismo con las vacunas, mensaje dirigido al doctor José Rogel Romero, director del Hospital ALM y familiares que le acompañaron.
ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR
CHISTECIN DE FIN DE AÑO: Cubrebocas blanco para el trabajo. Cubrebocas amarillo para el dinero. Cubrebocas rojo para el amor. Sin cubrebocas para ir con el creador.
AUTOGOLAZO A JORGE ALBERTO PÉREZ: Sin duda un autogolazo el que le metieron al coordinador de Comunicación Social del gobierno del Estado de México con la información que le echaba la culpa al IMSS sobre la decisión del director del Centro Médico ALM, José Rogel Romero, de ordenar la vacunación anticovid a dos de sus familiares.
El propio Coordinador Pérez manda la siguiente aclaración, pero yo quiero ver que haya sanción al doctor José Rogel Romero, quien ya debe muchas en el Centro Médico ALM, y que esta información no sea una mentira más:
La Secretaría de Salud del Estado de México precisa que el Instituto Mexicano del Seguro Social, no tuvo ni tiene ninguna responsabilidad directa o indirecta en la decisión que tomó el director del Centro Médico, “Lic Adolfo López Mateos”, el doctor José Rogel Romero, quien propuso aplicarles a dos de sus familiares, la vacuna contra el Covid-19
La denuncia de este caso se hizo pública la mañana del pasado 29 de diciembre y por la tarde, esta dependencia de salud fijó su postura en la que se dijo que se había incurrido en un error por parte de un proveedor del IMSS y que esto ocasionó la falla en las personas que recibieron la vacuna.
Es necesario señalar que esta información es absolutamente imprecisa y por tanto se aclara que la dependencia federal no fue responsable de la equivocada decisión que únicamente tomó el médico adscrito al Estado de México, el cual será sancionado por el órgano de control interno de la dependencia.
En el duelo de influyentismos, vamos a ver cuál pesa más, el del doctor Rogel #LORDVACUNA o el de AMLO e Higinio Martínez Miranda.
ULTIMA ENTREVISTA CON GABRIEL EZETA SOBRE IPP
A raíz del deceso del ex gobernador Ignacio Pichardo Pagaza, Gabriel Marcelino Ezeta Moll aceptó esta entrevista para poderedomex.com:
“Un mexicano de excepción y un ilustre mexiquense”; técnico, político, administrador público, intelectual y humanista; disciplinado, sistemático, “fue una persona muy sencilla, de un estilo muy parco. No era ampuloso, era muy sencillo; y hay veces que la grandeza está en eso”, fueron algunas de las expresiones -cargadas de gran emotividad-, con las que el notario público Gabriel Ezeta Moll describió al ex gobernador mexiquense Ignacio Pichardo Pagaza, con quien colaboró en diversos trayectos de su carrera política, y con quien a lo largo de los años forjó una muy estrecha relación de amistad.
Son incontables las anécdotas que Ezeta Moll vivió con Pichardo Pagaza en el plano personal y en su ejercicio político. Con gusto accedió a compartir algunas de ellas en su despacho de la Notaría 82, en el corazón de la capital mexiquense, a fin de conocer un poco más al ex gobernador, quien falleciera el pasado 14 de abril a los 84 años de edad.
Recordó que en su primera incursión política, Ignacio Pichardo Pagaza fue diputado en 1967. Su llegada significó una renovación porque de los nueve diputados federales que había en Toluca solo había dos jóvenes: Ignacio Pichardo y Ángel Bonifaz.
“Cuando se hablaba de quién podría ser y se dijo ‘el licenciado Pichardo’, muchos pensaban que era Juan Josafat Pichardo, su tío. No, era Ignacio que venía con muy buenas cartas académicas al partido, curiosamente por la CNC, y entonces yo me vinculo con él. Tengo la oportunidad de conocerlo antes de que fuera candidato porque la casa de mi abuela estaba junto a la del doctor Víctor Hernández Orozco, casado con una tía de él; entonces era una Toluca que las familias nos conocíamos”, narró Gabriel Ezeta.
Desde esos momentos Ignacio Pichardo Pagaza daba signos de su gran calidad humana. “Sucede que cuando nos conocimos, él me dijo que le daba gusto conocerme porque él había sabido de la prematura muerte de mi papá, cuando yo era niño –a los tres años de edad-, que se lo había contado su papá; y resulta que mi papá había sido director del Instituto y también su papá, nuestros papás se conocieron”.
Ezeta Moll recordó también el momento que hizo que el joven licenciado IPP comenzara a llamar la atención en la escena política. “Ignacio era secretario de la Comisión de Presupuesto y Cuenta en la XLVII Legislatura. Cuando se discutió el presupuesto, el licenciado Pichardo tuvo necesidad de subir veintitantas veces a la tribuna en una sesión; casi casi rompía el record de número de intervenciones de un diputado en una sesión de Cámara Federal. Yo estuve ahí”.
“Había un grupo de diputados jóvenes: los dos del Estado de México -Pichardo y Bonifaz-; Carlos Armando Biebrich, quien después fue gobernador de Sonora y subsecretario de gobernación; Fausto Zapata, Guillermo Morfín, Sergio Butrón, Víctor Manuel Iglesias Meza, Ignacio Vázquez Torres. Y yo, más joven que ellos, llegaba a ver en qué les ayudaba; no tenían ayudantes, así que a veces entraba uno con el portafolio de ellos a la Cámara”, recordó sonriendo.
Sus intervenciones en aquella sesión hicieron que se empezara a hablar de Ignacio Pichardo, “de tal manera que los políticos pensaban que era un tecnócrata, y los técnicos pensaban que era un político. Tenía esa dualidad y pasando tanto tiempo, desde 1967 a toda la vida de Ignacio, qué puedes decir, ya con esa carrera. Fue un mexicano excepcional, pero ¿era un tecnócrata o era un político?”, planteó Ezeta Moll.
Luego de unos segundos de reflexión afirmó: “Era un hombre de Estado pero con la potencialidad de estadista, el que puede ver la maquinaria de la sociedad y del Estado con visión de estadista, que eso no se da todos los días porque puede haber hombres con mucho poder, pero no con la estatura de un estadista. Ignacio la tuvo, con esa disciplina de trabajo, con esa sencillez, con esa preparación”.
IPP mostró esas cualidades en otros ámbitos: “Anduvo en la diplomacia, en la administración pública, fue presidente internacional de administración pública, presidente nacional de administración pública; fue secretario de estado dos veces”, recordó Ezeta Moll.
Como técnico, destacó en la Reforma Fiscal que se hizo en el Estado de México con Carlos Hank como gobernador, etapa en la que Ezeta Moll colaboró con él. Al respecto, recordó: “Yo venía del Ministerio Público, él entra de director de Hacienda y me invita a trabajar con él. Me dice: ‘Yo sé que tus conocimientos de Derecho Fiscal son elementales, pero yo tengo la certeza de que te vas a poner a estudiar y de que eres un hombre honesto’… Acepto, y lo primero que me da es una libreta de estas de gusano, que entonces eran muy nuevas en México, y a mano tenía las anotaciones de lo que podían ser los elementos para la Reforma Fiscal en el Estado de México”.
En 1970 se creó la Comisión de Reforma Fiscal, que presidía Ignacio Pichardo Pagaza como director de Hacienda; con José Merino Mañón, Subdirector de Ingresos como presidente ejecutivo, y un joven Gabriel Ezeta Moll como secretario. “Durante un año, todos los miércoles nos reunimos con los industriales, con los floricultores, con el Colegio de Ingenieros, el Colegio de Arquitectos, los urbanistas, los desarrolladores, todos los sectores activos de la vida del estado para ver cuál era su situación respecto de impuestos”, detalló.
El resultado fue que en ese año se reformó toda la legislación Fiscal de la entidad, “14 leyes, incluyendo el catastro, que se instituyó por primera vez. Yo crecí profesionalmente, me hice en ese momento un especialista en derecho fiscal”, contó.
Poco después, Carlos Hank González designó a Pichardo Pagaza secretario general de Gobierno, a su vez Pichardo invitó a Ezeta Moll a colaborar como secretario particular. Aunque lo consideró un honor, reconoció modestamente que se necesitaba tener a alguien del Valle de México y con formación en Ciencias Políticas. Raúl Martínez Almazán cubrió ese perfil y poco después, Gabriel Ezeta Moll fue nombrado Subdirector de Gobernación.
“Ahí fue donde tuve una relación más fuerte con la política del estado y ya conocí a Ignacio no solo en el área técnica sino en la política, y para mí fue una experiencia, pues imagínate… a los 26 años ser subdirector de gobernación; era, de hecho, en el área política el funcionario más joven y ser Subdirector de Gobernación entonces equivalía a ser subsecretario de gobierno”, apuntó.
De esa etapa recuerda que fue un trabajo “muy enriquecedor”, pues además de la Reforma Fiscal, se realizaron reformas electorales y la Nueva Ley Orgánica Municipal en 1972, que en su tiempo fue la más novedosa.
“Nos adelantamos en materia fiscal 10 años a que la federación considerara ya en la Constitución que el impuesto predial era de los municipios. Con Hank se hizo 10 años antes”, destacó Ezeta Moll.
Tras dos años en gobernación, se creó el municipio de Cuautitlán Izcalli y Gabriel Ezeta Moll se convirtió en su presidente municipal fundador. Al concluir su mandato como alcalde, recibió la invitación de Porfirio Muñoz Ledo para sumarse al Comité Ejecutivo Nacional del PRI como subdirector Jurídico en año de campaña presidencial. “Y al poco tiempo, ya en campaña, Ignacio viene a estar en el IEPES, el Instituto de Estudios Políticos y Sociales que presidía Julio Rodolfo Moctezuma; a ellos les tocaba hacer todo lo que es el Plan de gobierno, con la estructura programática que se había iniciado desde la época del general Cárdenas, y que es lo que le está haciendo falta en este momento al país, que surja el plan de abajo hacia arriba”, así coincidieron en varios actos, recordó.
Hubo otras etapas en las que colaboraron, posteriormente, pero en el recuento, Ezeta Moll concluye, con la sonrisa de quien trae a la mente recuerdos muy agradables: “Para mí él fue una figura. Unos años mayor que yo, a mí me hubiera gustado tener un hermano mayor así. Eso es lo que yo podría decir de Ignacio Pichardo Pagaza”.
COMO GOBERNADOR
De su mandato como gobernador del Estado de México (1989-1993), también hay mucho que decir: la manera cómo se condujo, respetando y hasta invitando al trabajo colaborativo a la Cámara de Diputados, con los retos que implicaba; no fue, en absoluto, autoritario.
“Él pensaba que la Cámara debería de ser realmente un escenario en el que los partidos libremente se expresaran, que se discutieran las cosas, que las leyes surgieran de la Cámara. Claro, está la facultad del ejecutivo de enviar iniciativas, pero que no necesariamente tenían que ser aprobadas como venían, la Cámara también podía mejorarlas con la participación”.
Como líder de la fracción parlamentaria del PRI en ese momento, Ezeta Moll recordó aquella Legislatura como “la primera en la que sin haber ganado ningún distrito, la oposición en conjunto tenía el 40 por ciento de los diputados. Fue la legislatura que más horas de sesión tuvo, de discusión y de debate, porque venían con todo el PAN, el PRD, el Frente Cardenista, el Partido Demócrata Mexicano, el PARM, el PPS”.
“Teníamos una Cámara plural, y el gobernador fue muy respetuoso de la Cámara, y la Cámara asumió el compromiso. El Estado de México fue la primera entidad con una Ley de Ecología; el licenciado Pichardo la mandó, pero indicativamente. “No es para que la aprueben como está, que la Cámara le entre en serio””, dijo. Entonces la Cámara hizo una consulta popular “escuchamos a la ciudadanía, a grupos ecologistas, agricultores, y se enriqueció la iniciativa; de lo que había mandado el ejecutivo se reformaron más de cien artículos. Fue una legislatura, yo creo que a la altura del gobernador, porque no fue una legislatura que no aportara. Entonces, yo creo que ese fue un reflejo también del gobernador”, opinó.
EL ÚLTIMO REGALO DE IGNACIO PICHARDO PAGAZA A SUS AMIGOS
El 14 de febrero del presente año, Ignacio Pichardo Pagaza organizó un desayuno con el que muchos consideraron, celebrarían del Día de la Amistad, pero además de ese pretexto para reunirse, resultaría en lo que el notario público Gabriel Ezeta Moll, amigo muy cercano del ex gobernador, consideró “el último regalo de Ignacio Pichardo Pagaza a sus amigos”, una fraterna invitación a sumarse a un proyecto que denominó CAPAS –Células Activas de Protección al Ambiente-.
En presencia de unas 80 personas, Ignacio Pichardo Pagaza tomó el micrófono y dio a conocer su iniciativa, impulsada por algo que siempre lo distinguió: su profundo interés por la protección del medio ambiente.
“Él decía que en un análisis de lo que se estaba haciendo en el mundo por proteger al ambiente, se estaba viendo que de los estados más poderosos, nadie se preocupa por la protección al ambiente en serio, ni las Naciones Unidas, es decir, no hay acciones de la humanidad de arriba hacia abajo para proteger al ambiente, porque no les interesa ni a las empresas, ni a los gobiernos, ni a las organizaciones internacionales”, contó Ezeta Moll.
Ignacio Pichardo Pagaza entregó a los presentes un resumen ejecutivo titulado Narrativa para la primera reunión de fundación de las CAPAS, firmado por IPP, 2020.
“Todo venía razonado, e hizo un documento como él acostumbraba: sistemático; esto fue el 14 de febrero, fue el regalo del amigo a un grupo de gentes que consideró sus amigos, por eso nos invitó ese día, y el propósito de la reunión era proponerles la fundación de la primera Célula Activa para la Protección Ambiental”.
Imaginar lo que pasaba por la mente del ex gobernador mexiquense en ese momento resulta por demás conmovedor. Hasta los últimos meses de su vida, Ignacio Pichardo Pagaza buscaba proponer, tomar la iniciativa, invitar a la acción, aportar.
En el resumen ejecutivo presentó de manera impecable opiniones científicas, el recuento del fracaso de acciones propuestas o implementadas hasta el momento; con sencillez pero con gran orden en la exposición de razonamientos, externaba su preocupación por el cambio climático y el daño ambiental, y concluía que se requiere un cambio radical de actitud.
“Propuso Diez acciones contra la emergencia climática, lo que puedes hacer como ser humano: conduce menos el vehículo, come menos carne, compra productos locales, recicla, lleva tu propia bolsa, toma duchas de 5 minutos, ten moda ecológica, desenchufa los aparatos eléctricos, rellena y reutiliza envases, apaga las luces… que hicieras compromisos”, expresó Gabriel Ezeta Moll.
El texto es conmovedor, pues casi se puede escuchar al licenciado Ignacio Pichardo Pagaza haciendo este llamado: “Para concluir quiero invitarles encarecidamente a fundar desde este momento una primera Célula Activa para Proteger al Ambiente. Lo que tenemos que hacer son dos cosas sencillas, primera reunirnos una vez al mes en un desayuno austero como el del día de hoy, a conversar espontáneamente sobre cómo hemos actuado por el medio ambiente en el mes transcurrido, cuáles de las medidas del catálogo, o de otras que no están incluidas, han sido ejecutadas.
“Deberá ser una reunión de una hora de duración. No será obligatorio traer notas por escrito pero si lo haces serás bienvenido o bienvenida, servirá de experiencia para otros.
“La segunda medida, si aceptan ser miembros de esta CAPA es que, siendo como son líderes de su profesión y actividad, se conviertan en promotores de otra Célula con sus amigos, sus familiares, sus compañeros, sus empleados o sus conocidos. Se trata de crear un movimiento actuante que se extienda en la sociedad.
“En el manual que tienen en sus manos hay un capítulo destinado a la organización de una nueva CAPA, verán que son recomendaciones simples, sin complicación. El número de personas para una nueva célula puede ser desde cinco personas en adelante.
Espero con todo mi ánimo que acepten participar”.
La segunda reunión ya no se pudo celebrar, pero “quién iba a decir que a lo mejor es el testamento a sus amigos. Es el testamento donde nos dice: ‘Sean así, ahí está la tarea’, es lo que tenemos que hacer, no esperemos que las Naciones Unidas vengan a cuidar el ambiente o que venga el gobierno, tenemos que hacerlo nosotros”.
SU LABOR INTELECTUAL
Sobre su labor como escritor, Gabriel Ezeta Moll señaló que Ignacio Pichardo Pagaza fue muy sistemático en todos sus libros y aunque escribió mucho sobre cuestiones técnicas, al final su desarrollo como escritor lo reveló como humanista.
Apuntó con orgullo que ambos tienen un artículo publicado en la revista editada por el IAPEM con motivo de los 500 años del municipio. Ignacio Pichardo Pagaza con el artículo académico Modernización del municipio mexicano, y Ezeta Moll con Retos actuales para el municipio en México.
Pero tras ser gobernador del Estado de México también escribió un libro con su experiencia política, y al final, entre sus últimas obras en las que “estaba ya tocando la literatura como tal”, regaló su libro titulado Soy Joaquín Arcadio Pagaza, publicado en 2018.
“Fue un libro sobre su antecesor, Joaquín Arcadio Pagaza, donde él como autor, escribe en primera persona, se mete en el papel del obispo poeta, y entonces ahí te da la estatura de que Ignacio también era un humanista”, dijo Ezeta Moll.
Entre muchas otras cosas, el notario público también recuerda de manera muy especial la sonrisa franca de Ignacio Pichardo Pagaza. “De su último informe como gobernador, hay una fotografía donde está la gente aplaudiendo y él está solito con una sonrisa, como la de un niño que está contento, satisfecho, una sonrisa que lo pintaba como un ser humano muy transparente”.
Con esta exposición, quizás genérica pero enriquecedora sobre quién fue Ignacio Pichardo Pagaza como político, como persona, como intelectual, la pregunta es si cuenta con los méritos para estar incluido entre los mexiquenses ilustres. La respuesta es obvia: los tiene de sobra, pero Gabriel Ezeta Moll expresó: “La ilustricidad oficial tiene que pasar por las orcas caudinas de quien tenga que tomar esa determinación, está sujeto a cosas temporales. A mí no me cabe duda que Ignacio Pichardo Pagaza es un mexicano de excepción y es un ilustre mexiquense. El lugar que le quiera dar la historia depende de en qué momento se lo dan y de por qué”.
“Con Ignacio Pichardo Pagaza lo que pasó es que su fallecimiento se dio en este encierro pandémico que no nos permitió a nadie salir a expresarlo, pero las expresiones están ahí: No hay semana que no vea que alguien escribe sobre Ignacio”, y su legado, por supuesto, seguirá presente.
“Pienso que los mexicanos todavía no sabemos discriminar tanto estas cosas y en ocasiones nos ganan las emociones. No cabe duda que es un hombre ilustre, ahora si lo colocan ahí… bueno, ahora yo creo que está colocado en el corazón de muchas personas, y los tiempos los darán quienes tengan que darlos sin que nadie lo fuerce. No se trata de que sus amigos estén tocando las puertas para que la declaratoria sea, esa tendrá que hacerse en el momento que sea. Yo creo que a su familia no le urja eso, pero que sería una cosa muy agradable, sí”, subrayó.
También consideró “como ciudadano”, que otra de las opciones para inhumar al licenciado Ignacio Pichardo Pagaza podría ser el Jardín de los Hombres Ilustres. “No es un cementerio, es un obelisco que está ahí desde hace mucho tiempo, desde antes de que hubiera Rotonda de los Hombres Ilustres en el Estado y tiene espacios; quién lo tiene que decidir, ese no está normado. Yo no sé cuál le vayan a dar o quién se lo vaya dar, pero cuando lo hagan, será muy justo”, sentenció.