La Cuaresma 2021 es una práctica espiritual de liberación y renovación. Sin embargo, hay personas que piensan que son días de privaciones, ayuno y abstinencia como parte del inicio de 40 días de penitencia.
Considerar que la Cuaresma nos hace sufrir porque nos obliga a dejar lo que más nos gusta, es un enfoque equivocado. No sirve para fastidiarnos la existencia. Al contrario, es un período anual que nos puede ayudar.
El asunto es valorar lo que nos ofrece: la magnífica oportunidad de liberarnos. ¿De qué? De aquello que se ha ido colando en nuestra vida, de lo que hemos ido dejando se adueñe de nuestro interés, tiempo, imaginación, corazón e incluso voluntad. Todo lo que no hace bien a nuestra alma, pues nos aleja de Dios.
Puede ser un hábito, un vicio, un “gustito” que “todos hacen”, una actitud, una relación, una diversión, algo que parece inofensivo, pero no lo es.
Algo así puede suceder con eso que has ido dejando que se te trepe, te enrede y vaya afectando, secando, asfixiando, tu vida espiritual o familiar. Hay que eliminarlo o al menos mantenerlo a raya, imponerle un límite para que no pase de allí.
Tal vez se trate del demasiado tiempo que dedicas a chatear, o a ver videos o juegos en pantalla. Puede ser esa costumbre de pasar un ratito, que acaba siendo un ratote, haciendo algo que te aleja de la convivencia familiar.
Quizá sea el consumo de algo que se te está volviendo verdadera adicción. Puede ser un hábito adquirido a lo largo de años que está afectando tu relación con los demás. Pídele al Señor que te ayude a detectarlo y en esta Cuaresma abstente de ello.