Por qué no tratar a los perros como humanos
Hoy en día las mascotas, especialmente los perros y gatos, se han convertido en una parte muy importante de la sociedad, hasta el punto en que ya no son considerados como simples animales de compañía sino como un miembro más de la familia.
Querer a tus mascotas no es malo, al contrario, estos seres solo merecen amor y apapachos.
De hecho, el amor y respeto hacia los animales es algo que no debe cuestionarse pues cualquier especie merece llevar una vida digna y libre de maltrato.
En ocasiones este tema se sale de proporción generando que algunas personas traten a su mascotas como seres humanos, por ejemplo, llevándolos en carriolas, poniéndoles zapatos, pintándoles las uñas poniéndoles ropa o haciéndoles fiesta de cumpleaños.
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Si tú tienes una mascota entenderás perfecto que lo único que un dueño busca es que su acompañante y mejor amigo tenga la mejor vida posible, pero es importante no confundirse respecto al papel y rol que juega cada quien.
Cesar Millán, uno de los entrenadores de perros más reconocidos en México y Estados Unidos, explica que el exceso de cariño puede traducirse como maltrato animal y hace hincapié en que humanizar a los animales hace que pierdan su identidad, que se sientan frustrados, ansiosos e inseguros.
En tanto, Gary Francione, abogado y especialista en derechos de los animales, considera que la humanización de los animales es moralmente negativa ya que les genera sufrimiento innecesario como utilizar prendas incómodas, peinarlos, sentarlos a la mesa,
¿Has observado que un perro de la calle se comporta mejor que uno que vive en una casa y con una familia?
Esto se debe a que el perro callejero tiene el constante reto de sobrevivir, buscar su propio alimento, refugiarse del frío, esto hace que desarrolle todas sus capacidades y ponga a prueba su instinto.
Situación contraria a lo que pasa con un perro doméstico o ‘de casa’, el cual no tiene ningún trabajo por hacer,; siempre está aseado, tiene comida, un lugar donde dormir, juguetes e incluso cariño, pero la mayoría de las veces siempre se encuentra en lugares pequeños, su actividad física es limitada, no tiene contacto con más perros y podría decirse que su vida es relativamente aburrida.
Un claro ejemplo es el apego excesivo del perro con su dueño. Cuando el dueño no está con él sufre ansiedad por separación y ataques de pánico que los manifiesta destruyendo objetos, ladrando, aullando, orinando y defecando dentro de la casa.
Cuando el dueño vuelve y ve el desorden, piensa que su mascota lo hizo en venganza por haberlo dejado solo, lo regaña, lo reprende y lo trata como si entendiera las circunstancias, pero la realidad es que el perro está expresando ansiedad porque la figura que le aporta seguridad y autoridad no está con él.
Entonces, para que tu mascota tenga bienestar en su vida solo es necesario cubrir sus necesidades básicas: alimentarlo, resguardarlo del ambiente, cuidar su estado de salud, no provocarle miedo o estrés e incentivarlo a que haga actividades propias de su especie.