NUEVA YORK (AP) — Luego de una sucesión de malas noticias sobre figuras destacadas que renunciaban a competir en el Abierto de Estados por culpa de lesiones, los responsables del torneo trataban de encontrar el lado positivo.
Su apuesta es que no existe mejor momento para darle alas a las futuras estrellas del tenis.
Por lo menos Roger Federer y Rafael Nadal dirán presente cuando el torneo se pondrá en marcha el lunes, aunque sin encajar de la manera ideal para la Asociación de Tenis de Estados Unidos y sus socios de la televisión. Se palpitaba con la posibilidad de que las dos leyendas protagonizaran el primer duelo de su clásica rivalidad en Flushing Meadows. Pero el sorteo del cuadro masculino dictaminó que sólo podrán cruzarse en una semifinal, no por el título.
Luego de menciona a Federer y Nadal, el atractivo del último Grand Slam de la temporada se diluye. El torneo ya se había quedado sin Serena Williams (está embarazada), campeona de 23 grandes. Las lesiones dejaron fuera a tres de los cinco primeros del ranking masculino, y cinco de los 11 primeros.
Andy Murray, el campeón de la edición de 2012 y segundo cabeza de serie, se convirtió en la baja más reciente, con su inesperado el sábado debido a una dolencia en la cadera que podría poner fin a su temporada. Su renuncia al certamen se sumó a las del campeón vigente Stan Wawrinka y la del rival al que el suizo superó en la final del año pasado, Novak Djokovic, dos veces campeón y cinco veces finalista en Nueva York.
También ausente: Kei Nishikori, el subcampeón del torneo en 2014, con lo que solo uno de los semifinalistas de 2016 estará compitiendo; y Milos Raonic, subcampeón de Wimbledon 2016.
“Queremos que los jugadores tomen las decisiones correctas en cuanto a su salud. Pero hay algo que no se puede ganar: alguien saldrá campeón”, dijo el portavoz del torneo, Chris Widmaier. “Y creemos que los fanáticos del tenis podrán ver a mucho talento joven”.
En ese sentido, Widmaier dijo que la organización pondrá más énfasis en advertir a los aficionados sobre jugadores de Estados Unidos y otros países que ahora mismo no son muy reconocidos. “A quienes hay que seguir y por qué van a brillar”, indicó Widmaier en una entrevista.
“Somos conscientes que tenemos una responsabilidad de empezar a promocionar a nuevas figuras en el tenis y eso va a comenzar con el Open de este año”, añadió Widmaier. “Verán a nuevos rostros en los carteles publicitarios. Verán nueva gente en las sesiones nocturnas”.
Un ejemplo: Alexander Zverev, el alemán de 20 años que es señalado como la próxima gran estrella, jugará en la tanda nocturna en el estadio Arthur Ashe el lunes.
Widmaier indicó que Zverev o Nick Kyrgios, el talentoso pero díscolo australiano de 22 años, serían el foco de la atención que en otras instancias se hubiera centrado en Djokovic, Murray o Wawrinka.
“En el pasado, nuestra publicidad hubiera sido para promocionar a los excampeones”, dijo Widmaier. “Ahora vamos a realzar a los futuros campeones”.
Esto debe ser favorable al tenis, que deberá perder a una generación de notables jugadores en los próximos años. Federer, después de todo, tiene 36. Wawrinka anda en los 32 y Nadal tiene 31. Djokovic y Murray acaban de cumplir los 30. Williams va para los 36 el proximo mes; su hermana mayor Venus ya tiene 37 y es la jugadora más veterana en el cuadro.
Esos siete jugadores son dueños entre sí de 82 títulos en las grandes citas.
Federer no cree que la seguidilla de lesiones que ha diezmado el cuadro masculino sea un patrón alarmante.
“Más que nada es porque son jugadores de 30 años para arriba. El desgaste pasa factura. Quizás sea que algunos ya no daban más arrastrando lesiones y llegaron a una conclusión, ‘Mejor regreso al 100 por ciento”. No siempre se puede estar jugando al 85, 90, 95 por ciento. Así no es divertido”, analizó el astro suizo que se alejó de las canchas la segunda mitad de 2016 para recuperarse de una cirugía en la rodilla izquierda.
Nadal se mostró de acuerdo al resaltar que “ya no tenemos 21 años”.
Pero el español también indicó que el circuito debe esforzarse en mejorar “un par de cositas”.
Una queja en particular que planteó fue sobre las pelotas que se usan en los torneos de pista dura previo al US Open son muy distintas a las que se emplean en Nueva York. “Son muy malas para la muñeca, el codo y el hombro”.