El amor es un valor que pocos conocen y sienten.
La amistad, privilegio de afortunados.
La honestidad, calvario de muchos.
La lealtad, virtud tan escasa.
Y la integridad, uf, la integridad, pesar de quien promueve mal con sus actos.

Gran fortuna tiene aquel que logra paz y plenitud.
Triste aquellos que con desencuentros, rompen quereres.
Intereses, mal de muchos, por encima de lo importante.
Que amargo sabe quien busca sólo cuando necesita.

Pobre diablo o diabla aquellos que extrañan sólo cuando padecen soledad o anhelan compañía.
Que delicia arropar la paz. Una paz que pocos conocen.

Y aunque llegan recuerdos, y traicionan los anhelos, revisas, reflexionas y sabes que no vale la pena ninguna añoranza, porque aceptas, ¡pobre! Sí, ¡pobre! Quien con su presencia no hace luz, y con sus actos, trae sombra.
Pobres, quienes a tu alrededor sonríen sus propias carencias. Lastimosos aquellos que se miran felices, cuando su corazón es vacío.

¡No, claro que no!, no somos iguales, hay adentros podridos.
Podredumbre que te hace su víctima.
Mientras otros, llenos de paz, visualizan, y sienten tranquilidad de saberse diferente a quienes no sienten, no aman, no quieren, no estiman.
Sí, soy diferente, porque sé que quiero, cómo quiero, cuándo quiero y qué vale la pena.}

Saberes, que son fortuna de ¡Pocos!
Por eso, da un paso atrás y muchos adelante.

Ve, compara y aprecia lo que vale la pena tener cerca y lo que es mejor alejar para no contaminarse de toxicidad.
Valora que todo aquello que lastimó, ¡está sepultado! Disfruta que no se anhele ni se extrañe lo que dañó.

Saborea la compañía, baila y ríe, porque si no lo haces con soltura, pues no eres libre y no disfrutas ni valoras momentos, incluso soledades.
Busca tu fortuna o tu infortunio. Porque los demás buscamos confort de vida plena, que creen vacía.}

Y no esa mezquindad interesada, aquella que sólo busca cómo utilizar a los demás, cómo sentirse bien con los demás y cómo acaparar lo que no merecen.

Por Socorro Valdez Guerrero