Uno de los rascacielos más lujosos del mundo se encuentra en la ciudad de Nueva York, en el número 432 de Park Avenue. El edificio es una torre de casi 426 metros de altura donde se ubican 147 departamentos. Este edificio llegó a ser la torre residencial más alta del mundo en 2015, momento en que los condominios de lujo estaban en auge, luego de cultivar esta industria desde hacía más de media década. Sobre todo por interés de compradores extranjeros que buscaban los beneficios de esta oferta.
Algunos de los compradores de Park Avenue 432 fueron celebridades famosas que buscaban la discreción que este edificio ofrecía, así como algunos inversionistas que después llegaron a venderlo. Entre la lista de inquilinos se encuentran personas como el magnate saudí Fawaz Alhokair, Jennifer Lopez y Alex Rodriguez, por nombrar algunos ejemplos.
La construcción se encuentra en los edificios de la isla de Manhattan, y se ofertaba como un “rascacielos lujoso“ que tenía sus propias salas de cine, instalaciones de golf, biblioteca, vista a Central Park, restaurantes privados, club, gimnasio, piscina, sauna y salas de reuniones. La mayoría de los departamentos eran de lujo, que tienen de uno a seis dormitorios. Además, algunos pisos estaban reservados como áticos.
Por ser un edificio residencial, se coronó como el edificio habitacional más alto del mundo, además del segundo edificio más alto en la “Gran Manzana”, sólo después del One World Trade Center, y como el decimoquinto del mundo. De hecho, el edificio es tan alto que su construcción necesitó aprobación de instancias responsables de la aviación en Estados Unidos.
Sin embargo aunque la oferta de este rascacielos sonaba realmente tentadora, la construcción tenía varios problemas que con el tiempo comenzaron a manifestarse y llegaron a convertirse en una pesadilla de sus inquilinos y dueños.
Ya que el edificio tiene problemas con los ascensores, padece de inundaciones y aterradores crujidos en su estructura. Por ejemplo, en 2019 un residente quedó atrapado dentro de un ascensor por casi una hora y media. Además, debido a las inundaciones, en repetidas ocasiones los inquilinos han tenido que suspender el uso de los ascensores, algo que es naturalmente imposible por la altura del edificio, haciéndolos esperar en filas para poder subir por los únicos dos elevadores disponibles.
Los propietarios también se quejan de fuertes ruidos que parecen a un barco en el mar, según han declarado a diarios como The New York Times, ya que representan golpes en sus casas, probablemente producto de los tabiques metálicos que se desplazan o del aire que silba a través de los huecos de los elevadores. Y por si eso fuera poco, a veces el viento es tan fuerte que hace que todo el edificio se mueva. “En días con vientos de 80 kilómetros por hora, una torre de este tipo puede moverse aproximadamente 15 centímetros. En el raro caso de ráfagas de 170 kilómetros por hora, esta estructura podría moverse hasta 60 centímetros”, de acuerdo con lo que se señaló en el diario neoyorquino.
Hay que decir que las quejas sobre el mal funcionamiento de este rascacielos se mantuvieron secretas por muchos años debido a que los propietarios no querían que se depreciara el costo del edificio.
GQ.