Por Socorro Valdez Guerreo
El caso de la “Abuelita de Chalco” va más allá de ¡Justicia propia!
Hay responsabilidad a investigar de servidores públicos en la fiscalía mexiquense, y hasta, tal vez, nombres de legisladores, de funcionarios o líderes de organizaciones populares con siglas partidistas, que amparan, no sólo a invasores de predios, si no a muchos despojadores y delincuentes.
Y todos, debieran acompañar hoy en la cárcel, a doña Carlota.
Más allá, de la mediática complacencia en la acción de doble homicidio y lesiones o que los muertos, hayan sido delincuentes, habría que preguntarse:
¿Y la omisión, la dilación y la negligencia en la atención de la denuncia, en la aplicación de la justicia oficial y en la queja ciudadana?
Este caso fue mediático, y no aislado, es tan cotidiano, sin que haya sangre en delitos de ese tipo todos los días en las agencias del ministerio público y en las policías.
Tan grave como en los despojos de automóviles y feminicidios, donde por defender su patrimonio, la víctima, se convierte en victimario.
La mujer, producto de la violencia, muchas veces por no ser escuchada, es la ¡Víctima!
Es de alarma y de emergencia de atención inmediata.
Falta seguridad, prevención del delito, atención pronta a la denuncia y una justicia expedita.
Sucede en el Estado de México, en la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México y en todo el país.
Le dan poca importancia a criterio pequeño de esos servidores públicos a muchos casos.
El caso de doña Carlota, es una alerta, porque poco a poco se normaliza que la víctima mate a su agresor, incluso se aplaude y ninguna autoridad va a la ¡Cárcel! Por ¡Omisa!
Hay homicidios y no se conoce si alguno de ellos, fue producto, de la desesperación por la falta de atención a la denuncia o la corrupción, que no les permite aplicar la justicia.
Las redes se inundan sobre calificar a doña Carlota como heroica, sin reparar quién o quiénes la obligaron a empuñar un arma y mover a su familia como respaldo.
Es una labor de investigación, endeble y a veces inexistente en México, que desalienta la denuncia y promueve la justicia propia. Así en la Fiscalía de Justicia capitalina y mexiquense.
A diario casos de ministerios públicos y policía preventiva, que desoyen o no avanzan en las carpetas de investigación.
El aumento de casos de feminicidios es uno de ellos, los fraudes, los robos y la violencia cotidiana contra el transeúnte, son otros.
Cuánto tardan además de en levantar una denuncia, en atender e investigar tan solo una llamada de auxilio o emergencia.
A veces, hasta la ¡Ignoran! Y nunca se atendió.
Soy víctima de ello, lo he vivido, y he palpado la injusticia, y también la desesperación con autoridades de Iztapalapa.
El mismo día del caso de la abuelita de Chalco, lo viví.
Ocho meses de esperar justicia ante un fraude y sólo tienen el avance de lo que investigué y aporté desde el primer mes de la queja.
Aquí, también fue un despojo. Una invasión a mi cuenta bancaria, un arrebato de mi patrimonio ganado honestamente.
Eso, igual que para doña Carlota y su familia, causa daño económico, moral, sicológico y mucha desesperación.
¿Eso le pasó a ella y a su familia? ¿Eso la llevó a ganarse el mote de heroica y de admiración?
¡A qué costo! Dos vidas y un lesionado.
El caso de doña Carlota, me movió, no a considerarla, una héroe o con muchos ovarios, sino a ir más allá, a creer que fue un acto desesperado.
Habría que ver si fue así.
En mi caso lo es, en en la agencia número IZP-7, de la unidad número dos, sin detenido con la carpeta 2322/08-02024, a cargo de la agente del Ministerio Público, Claudia Morales González.
La agente, me pide aportar más datos en cada citatorio al que acudo, cuando desde hace casi medio año aporté todo para investigar a la presunta defraudadora.
Y pregunto, tendrán confusión de las facultades de víctima y autoridades.
¿Creerán que soy policía de investigación, y no víctima?
¿A ella, le sucedería igual para llegar al ¡Homicidio! Y terminar rápidamente en la cárcel?
En la agencia IZP-7, tienen nombre, número de cuenta, banco, incluso, CURP de la persona a la que se le depositó mi dinero y ¡Quieren aporte más datos!
¿Y qué han hecho ellos, la agente ministerial y la policía de investigación?
¿Cuál su labor en una Fiscalía capitalina?
Mientras que la responsable de esa agencia, textual: “no tiene tiempo de atenderme”.
Y ambas, sí de posponer la atención por vacaciones, por carga de trabajo, por atender una junta, por un trabajo más urgente que pidió la Fiscal, Bertha María Alcalde Luján.
Entonces, ¿la víctima busca a la delincuente o al menos le pregunta: por qué despojó del dinero?
Carlota se volvió un caso ¡Mediático! Tal vez de desesperación, como muchos denunciantes.
A mí, me pasa ante el hostigamiento de un despacho de abogados Muñoz y ahora Barrera, por una deuda que no es mía en HSBC, y que amenazan hasta venir a mi domicilio para cobrar.
Lo mismo a diario, otros defraudadores y delincuentes, buscan más víctimas, por no atender esas denuncias ni detener a nadie.
Así el caso de la abuelita Carlota y muchos otros, que son de alerta, porque
la omisión de justicia es diaria, es cotidiana y a muchos desalienta.
La víctima no quiere ser como doña Carlota o la “Abuelita de Chalco”.
Por eso, en la Fiscalía de la Ciudad de México, debería poner sus barbas a remojar, porque no es diferente a la entidad mexiquense.
En ambas la investigación policiaca es casi nula, sobre todo ante casos como una invasión de predio, un robo a transeúnte o un fraude.
No se ponen a investigar quienes están atrás de esos ladrones y es ahí, donde deben ¡Apretar!
Sólo atienden casos mediáticos y en ocasiones hasta los descalifican, como en el asunto de las madres buscadoras.
Lo de las invasiones, lo del despojo de predios, que llevó a doña Carlota a asesinar, ya será otra memoria que recordaremos de los años 90’s.
En otro envío, les platicaré aquellas vivencias cuando solapados por diversos partidos políticos, en la época de Manuel Camacho Solís, varios líderes populares, hoy funcionarios de alto rango, incluso en la jefatura de gobierno, se hicieron de predios ilegalmente y de un poderío económico.
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