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viernes, septiembre 20, 2024

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Vivir en union libre con mi pareja, ¿libertad o Inmadurez?

Vivir en union libre con mi pareja, ¿libertad o Inmadurez?

pareja

Existe un miedo al compromiso y a la responsabilidad, pero más miedo al amor, a entregar definitivamente el corazón. Esta forma de vivir es una ironía viviente, en la cual no hay libertad de entrega porque nada solido los vincula.

Muchas parejas de hoy viven en unión libre y ponen como pretexto que el matrimonio… es solo un papel que no necesitan y que para que darles gusto a los demás, si a fin y al cabo es lo mismo.

Si esto piensan del matrimonio civil, de lo religioso ni hablar; consideran un estorbo eso de casarse por la Iglesia y además, porque sale muy caro; para que atarnos si Dios sabe de nuestro amor; con eso es suficiente.

¿Qué razones hay para vivir en unión libre?

Existen muchas razones para ello:

  • Una puede ser un embarazó a temprana edad y como no están seguros de su amor no quieren comprometerse, solo se van a vivir juntos y piensan que se casaran más adelante, si es que se casan.
  • Otra es el “matrimonio a prueba”. Primero prueban como se llevan y si son sexualmente compatibles y si funciona, entonces se casan y ese “entonces nos casamos” nunca llega.
  • Cuando se dejan las cosas para mañana. Si existe la voluntad de casarse pero en ese momento no se puede hacer, ya sea por el lugar donde viven o porque es tradición familiar robarse a la novia y mientras se las arreglan como pueden, en ocasiones el matrimonio nunca llega.
  • Otra muy común es porque solo quieren vivir juntos, sin responsabilidades ni compromisos y cuándo ya no se sientan a gusto se va cada quien por su lado.
  • También se da cuando legalmente uno de ellos no es libre y entonces solo se van a vivir con su nueva pareja.

El hecho es que a pocas personas les preocupa esta situación, lo ven como algo “normal”, como algo de moda que “todo el mundo hace”.

¿Qué hay detrás de esta situación?

La realidad es que existe un miedo al compromiso y a la responsabilidad, pero más miedo al amor, a entregar definitivamente el corazón, a ser vulnerables al dar un sí, ya que “en su totalidad el Si significa siempre”. “La verdadera expresión de la libertad es… la capacidad de decidirse por un don definitivo” (Benedicto XVI).

El otro día una pareja nos platicaba muy orgullosos que viven en unión libre y me pregunte si los casados lo hicieron por su “libre y plena voluntad”, ¿no es su unión libre también? Los papas, los abuelos, los amigos, ¿no son libres en su matrimonio? ¡Por supuesto que son libres! Con la libertad que da el compromiso.

La unión libre se limita a una compatibilidad física y si no les satisface, pues se regresa, como una cosa que tiene garantía y va para atrás: “su completa satisfacción o la devolución de su dinero”.

Una cosa es vivir en unión libre y otra es estar unidos de verdad.  Cuando falta el compromiso externo (civil o religioso), nada solido los ayuda a mantenerse unidos ya que el carácter; los cambios físicos y los intereses en común, al paso del tiempo cambian y sin ese apoyo esa unión se hace insufrible. El Papa Benedicto XVI nos dice: “Con este sí, los cónyuges asumen la responsabilidad pública de la fidelidad que garantiza el futuro de la comunidad”.

Amor incondicional

La mayoría deseamos ser amados de forma incondicional, no por lo que podemos hacer o lograr, sino por lo que somos: ricos o pobre, en las buenas y en las malas, pero sin condiciones. Y a la hora de amar al otro, entonces, pocas veces estoy dispuesto a dar lo que pido para mí, el dar mi fidelidad asusta y es mejor no hacerlo y dejar la puerta abierta para salir corriendo.

Que diferente con quienes han decidido unirse libremente en matrimonio y compartir sus vidas por 20, 30, 50 años o más; son ejemplos de esfuerzos, penas compartidas, alegrías y mucho más, que se han fundido uno en el otro y se han entregado completamente, sin fecha de caducidad, para toda la vida, con toda el alma y desde el fondo de su corazón, con esa libertad del compromiso y la responsabilidad compartida desde siempre y para siempre.

“Además, para nosotros los católicos, en el Sacramento del Matrimonio cristiano, los cónyuges son fortalecidos y quedan consagrados para cumplir los deberes, asimismo para vivir y disfrutar la dignidad de su estado.

El consentimiento por el que los esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por Dios y no pueden ser disuelto jamás”.

Esto no da la garantía de que siempre se va a ser feliz, sin diferencias, ni dificultades, ni amarguras y todo será perfecto, claro que no, pero se tiene la Gracia y la Fuerza para permanecer fieles en el matrimonio.

Así como cuidamos de una obra de arte, una pintura, un cuadro, unas ruinas arqueológicas, debemos cuidar el matrimonio, pues es creación directa y original de Dios.

Una ironía

Muchas veces la corriente nos dice que la plenitud humada se encuentra en la búsqueda directa de la felicidad propia, de la comodidad y el placer y para esto se debe estar libre, libre de compromisos, de hijos, de cónyuge, de promesas y por lo tanto, se considera que la unión libre es lo mejor, sin ataduras ni obstáculos.

La unión libre es una ironía viviente, en ella no se encuentra la libertad de entregarse en paz y fundirse en el otro, porque nada solido los vincula ya que en busca de esa libertad se pierde la misma.

La verdad es todo lo contrario, a no ser que se dé la palabra y promesa de fidelidad a otra persona públicamente y ante Dios, no podrá hacer plena confianza y, por lo tanto, ninguna relación autentica y estable en la que dos personas puedan crecer, amarse y permanecer por siempre.

Cortesía de José Arturo Amador y Cecilia Méndez

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Existe un miedo al compromiso y a la responsabilidad, pero más miedo al amor, a entregar definitivamente el corazón. Esta forma de vivir es una ironía viviente, en la cual no hay libertad de entrega porque nada solido los vincula.

Muchas parejas de hoy viven en unión libre y ponen como pretexto que el matrimonio… es solo un papel que no necesitan y que para que darles gusto a los demás, si a fin y al cabo es lo mismo.

Si esto piensan del matrimonio civil, de lo religioso ni hablar; consideran un estorbo eso de casarse por la Iglesia y además, porque sale muy caro; para que atarnos si Dios sabe de nuestro amor; con eso es suficiente.

¿Qué razones hay para vivir en unión libre?

Existen muchas razones para ello:

  • Una puede ser un embarazó a temprana edad y como no están seguros de su amor no quieren comprometerse, solo se van a vivir juntos y piensan que se casaran más adelante, si es que se casan.
  • Otra es el “matrimonio a prueba”. Primero prueban como se llevan y si son sexualmente compatibles y si funciona, entonces se casan y ese “entonces nos casamos” nunca llega.
  • Cuando se dejan las cosas para mañana. Si existe la voluntad de casarse pero en ese momento no se puede hacer, ya sea por el lugar donde viven o porque es tradición familiar robarse a la novia y mientras se las arreglan como pueden, en ocasiones el matrimonio nunca llega.
  • Otra muy común es porque solo quieren vivir juntos, sin responsabilidades ni compromisos y cuándo ya no se sientan a gusto se va cada quien por su lado.
  • También se da cuando legalmente uno de ellos no es libre y entonces solo se van a vivir con su nueva pareja.

El hecho es que a pocas personas les preocupa esta situación, lo ven como algo “normal”, como algo de moda que “todo el mundo hace”.

¿Qué hay detrás de esta situación?

La realidad es que existe un miedo al compromiso y a la responsabilidad, pero más miedo al amor, a entregar definitivamente el corazón, a ser vulnerables al dar un sí, ya que “en su totalidad el Si significa siempre”. “La verdadera expresión de la libertad es… la capacidad de decidirse por un don definitivo” (Benedicto XVI).

El otro día una pareja nos platicaba muy orgullosos que viven en unión libre y me pregunte si los casados lo hicieron por su “libre y plena voluntad”, ¿no es su unión libre también? Los papas, los abuelos, los amigos, ¿no son libres en su matrimonio? ¡Por supuesto que son libres! Con la libertad que da el compromiso.

La unión libre se limita a una compatibilidad física y si no les satisface, pues se regresa, como una cosa que tiene garantía y va para atrás: “su completa satisfacción o la devolución de su dinero”.

Una cosa es vivir en unión libre y otra es estar unidos de verdad.  Cuando falta el compromiso externo (civil o religioso), nada solido los ayuda a mantenerse unidos ya que el carácter; los cambios físicos y los intereses en común, al paso del tiempo cambian y sin ese apoyo esa unión se hace insufrible. El Papa Benedicto XVI nos dice: “Con este sí, los cónyuges asumen la responsabilidad pública de la fidelidad que garantiza el futuro de la comunidad”.

Amor incondicional

La mayoría deseamos ser amados de forma incondicional, no por lo que podemos hacer o lograr, sino por lo que somos: ricos o pobre, en las buenas y en las malas, pero sin condiciones. Y a la hora de amar al otro, entonces, pocas veces estoy dispuesto a dar lo que pido para mí, el dar mi fidelidad asusta y es mejor no hacerlo y dejar la puerta abierta para salir corriendo.

Que diferente con quienes han decidido unirse libremente en matrimonio y compartir sus vidas por 20, 30, 50 años o más; son ejemplos de esfuerzos, penas compartidas, alegrías y mucho más, que se han fundido uno en el otro y se han entregado completamente, sin fecha de caducidad, para toda la vida, con toda el alma y desde el fondo de su corazón, con esa libertad del compromiso y la responsabilidad compartida desde siempre y para siempre.

“Además, para nosotros los católicos, en el Sacramento del Matrimonio cristiano, los cónyuges son fortalecidos y quedan consagrados para cumplir los deberes, asimismo para vivir y disfrutar la dignidad de su estado.

El consentimiento por el que los esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por Dios y no pueden ser disuelto jamás”.

Esto no da la garantía de que siempre se va a ser feliz, sin diferencias, ni dificultades, ni amarguras y todo será perfecto, claro que no, pero se tiene la Gracia y la Fuerza para permanecer fieles en el matrimonio.

Así como cuidamos de una obra de arte, una pintura, un cuadro, unas ruinas arqueológicas, debemos cuidar el matrimonio, pues es creación directa y original de Dios.

Una ironía

Muchas veces la corriente nos dice que la plenitud humada se encuentra en la búsqueda directa de la felicidad propia, de la comodidad y el placer y para esto se debe estar libre, libre de compromisos, de hijos, de cónyuge, de promesas y por lo tanto, se considera que la unión libre es lo mejor, sin ataduras ni obstáculos.

La unión libre es una ironía viviente, en ella no se encuentra la libertad de entregarse en paz y fundirse en el otro, porque nada solido los vincula ya que en busca de esa libertad se pierde la misma.

La verdad es todo lo contrario, a no ser que se dé la palabra y promesa de fidelidad a otra persona públicamente y ante Dios, no podrá hacer plena confianza y, por lo tanto, ninguna relación autentica y estable en la que dos personas puedan crecer, amarse y permanecer por siempre.

Cortesía de José Arturo Amador y Cecilia Méndez

Erre&ErreRedacción
Erre&ErreRedacciónhttp://www.mexicoahora.com
Lic. en Sociología. Editor de noticias. Con amplia experiencia en servicios de contact center.

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