Si un animal es abandonado, el cambio que se produce en él/ella tanto física como mentalmente es extremo y terrible. Es difícil que se recuperen de eso, que sientan que alguien podría volver a quererlos incondicionalmente. Es ese el sentimiento con el que miles de perros viven en distintos refugios alrededor del mundo, esperando que aparezca aquella persona que los “salve”, por así decirlo.
Benny vivió en el Centro de Cuidado Animal Carson, en California, durante un largo tiempo. Los días pasaban lentamente y aún más agotadores se hacían aquellos en que veía a sus compañeros irse con una familia, mientras que él seguía encerrado detrás de unas rejas, con la ilusión de que una de esas personas viniera hacia él.
Así como los humanos sufren al ser rechazados, los perros también. Y Benny sabía muy bien de eso.
Hasta que un día fue su oportunidad de irse junto a una familia donde podría entregar todo el amor que tenía consigo.
De repente, alguien entra con una correa roja a su jaula y la pone alrededor de su cuello. Él sabe perfectamente que el gran día ha llegado.
Corre y salta como nunca donde sus nuevos humanos, al salir del refugio huele cada flor y planta que se cruza en su camino, y se apura como nunca en llegar al coche que los llevaría a todos a un hogar.
No hay duda de que Benny está en buenas manos y que sus dueños ahora tienen un gran compañero por el resto de sus vidas.
Source: UPSOCL