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Una gran decepción

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Una gran decepción
LA SUERTE DE AMLO

Murilo Kuschick[1]

Ya habíamos señalado la preponderancia de la sociología, de la ciencia política en términos de su importancia, así como de la  comunicación política como ámbito de la acción de varios actores a fin de impactar en la opinión pública.

El hecho que tengamos día con día la presencia del presidente López Obrador y sus conferencias matutinas, así como sus comentarios y su preocupación por los titulares de los periódicos y su seguimiento a las redes sociales; aun cuando él no es un académico o un investigador de los medios de comunicación y de sus posibles efectos en la opinión pública, lo que si demuestra es un gran interés más bien por motivos prácticos, ya que diariamente provoca o intenta provocar efectos y cree generar y modificar las corrientes y el clima de opinión.

Pese a que los académicos suelen ser muy críticos de los posibles efectos de los medios de comunicación y de su capacidad para dictar la trayectoria de la opinión pública y han generado varias teorías para explicar los posibles resultados de la acción de los medios y habían planteado desde la teoría de los efectos ilimitados de los medios de información, la aguja hipodérmica, esto es, la teoría de aquellos que creían en el poder de los medios para modificar y dirigir las actitudes y las conducta de los ciudadanos. Después, algunos teóricos propusieron que los efectos de los medios no eran tan amplios y tan capaces de modificar las conductas y lo que más podían hacer era reforzar, aquellas actitudes ya existentes. De ahí que se planteara que la capacidad de los medios era de reforzar las conductas preexistentes, convertir, activar y desactivarlas situación que podríamos postular como lo que  sucede en las campañas de publicidad y de propaganda.

¿Ahora como vemos estas teorías y su relación con la realidad actual? Esta situación se vincula  con la actuación de los líderes de opinión y su capacidad para influir en las concepciones y en las decisiones  de los distintos actores.

Podríamos plantear que esto es lo que está sucediendo en la actualidad en que distintos actores tanto gubernamentales, el propio presidente, los medios y distintos intelectuales que se encuentran ligados a ellos han generado una disputa tanto por la constitución de la agenda, esto es de los temas que día  aparecen en los medios de comunicación y que impactan a la opinión pública.

A partir de la elección del 2018 se partió de la gran influencia y el gran posicionamiento que va obtener el presidente López Obrador con la opinión pública, dicha situación no sólo le valió una gran legitimidad que le permitió generar distinto tipo de programas e iniciativas y la intención de ser no sólo un presidente popular, sino que se acogía a los lineamientos de la decisión popular que lo apoyaría y le daría legitimidad a su toma de decisión, esto es, “mandaría obedeciendo”.  Pese a estas intenciones e intentos de seguir a la voluntad ciudadana, mediante la realización periódica de consultas, así era tal su popularidad y aceptación que  propuso la modalidad de la consulta popular como forma para lograr el consenso y la aceptación ciudadana en sus intentos por gobernar con el apoyo popular y hasta propuso la realización de una consulta a la mitad de su gobierno para ser ratificado o defenestrado del poder. Sin embargo, si bien la primer consulta fue todo un éxito y le dio un gran apoyo en su proyecto de construcción del aeropuerto capitalino, las demás consultas no han logrado despertar el mismo entusiasmo y como todo lo que se hace genera gran aceptación de inicio y luego va perdiendo su brillos y la novedad.

Las conferencias matutinas aun cuando habían sido todo un evento en el periodo que López Obrador fuera Jefe de Gobierno de la ciudad de México tenían un gran arrastre y llamaba mucho la atención, ya que eran propuestas innovadoras sus conferencias llamaban mucho la atención.

Sin embargo, ahora que es presidente si bien que las conferencias sigan llamando la atención de los medios y de la sociedad a partir de la pandemia, la crisis económica, la falta de crecimiento. Además la actitud del presidente  de generar un clima de enfrentamiento de manera casi cotidiana con aquellos a quien él llama conservadores. Pese a que él no sea muy progresista, pues entregar dádivas a los pobres con programas sociales que no exigen ni condicionan aquellos que los reciben de ninguna actividad que implique algún proceso que les permita salir de su condición de pobreza, más allá de cobrar cada quincena y abandono en que se encuentra una importante parte de la población mexicana.

Si bien se ha planteado algunos programas e inversiones económicas, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, medidas que podrían llevar algo de desarrollo a la región sur y sureste del país.

Algo ha fallado en la estrategia presidencial pues el abrir tantos frentes de disputa lograr tantos enemigos y tan pocos amigos y aliados no sólo en los ámbitos empresariales, sino en la sociedad en general hace que se repitan situaciones que se dieron en otros países, como es el caso de Venezuela, sin embargo, con la frontera y las relaciones económicas que tiene México con los Estados Unidos es de preverse que si aumentan las tensiones internas en México, parte de la población podrá intentar cruzar la frontera, lo que puede generar tensiones y  amenazas mayores con el gobierno de Donald Trump.

En esta situación se ha generado una disputa con un grupo de intelectuales liberales que él lo llama  conservadores que han firmado un desplegado por la libertad de expresión, que si bien no se ha impedido el derecho que tienen las minorías a manifestarse, el gran problema es el gran revuelo que causan en los medios  sus antagonistas, además del movimiento Frente Nacional anti-Amlo (FRENA), que si bien tampoco es muy nutrido es un caldo de cultivo de un conjunto de manifestaciones que muestran en la actualidad que el presidente no haya calculado bien sus estrategias y que la polarización que ha logrado como una forma de llamar la atención sobre su  de  y por sus intenciones de polemizar y de ganar todas las polémicas y de ver en cada acto una posibilidad de victoria y construir una realidad a modo, no sólo hace que pierda la credibilidad, la confianza de la sociedad, sino que sea motiva de risa y de chacota, ya que era un gobierno que había suscitado en la población una gran expectativa se ha ido transformando poco a poco en una gran decepción.

[1] Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, [email protected].