ESTADOS UNIDOS.

A finales de la semana pasada, la CIA afirmó que durante el periodo de campaña, el grupo de ciber espionaje ruso conocidos como “Los Duques” que entró al servicio de correos electrónicos del director de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, lo hizo para favorecer al entonces candidato republicano Donald Trump en las elecciones.

Lo más desafortunado de este hecho es que pudo haberse evitado, pero un error tipográfico de uno de los miembros de la campaña de Clinton dio pie a que los hackers tuvieran acceso al servidor de correos electrónicos que posteriormente Wikileaks publicó de manera paulatina en su plataforma.

Todo empezó en marzo de este año, cuando Podesta recibió un correo sospechoso en su cuenta personal de Gmail, supuestamente de Google, el cuál aconsejaba cambiar su contraseña inmediatamente. Podesta pidió una segunda opinión a otro miembro de la campaña ya que sospechaba que ese correo era fraudulento.

Según The New York Times, que publicó el martes un artículo explicando la forma en la que el grupo de ciber espionaje ruso logró entrar al servidor de correos del director de campaña, uno de los asistentes de Clinton, Charles Devan, le mandó un correo electrónico a Podesta explicándole que hacer con ese mail sospechoso, pero olvidó leer el mensaje antes de enviarlo y por lo tanto escribió que el correo –supuestamente de Google– era legítimo, cuando en realidad quería decir que era ilegítimo.

Este es un correo legítimo, John necesita cambiar su contraseña inmediatamente”, decía el mail de Devan, con el cual el director de campaña de Clinton dió click a la opción, permitiendo que los hackers tuvieran acceso a sus más de 60 mil correos. Algunos no tan importantes como la receta secreta de risotto de Podesta, pero otros que involucraban la relación de la candidata con los banqueros de Wall Street, los planes de la Fundación Clinton y otros cuantos incómodos que se referían de manera burlona a Bernie Sanders, candidato demócrata durante las elecciones primarias.

El escándalo de los correos electrónicos fue crucial en el desenlace de la campaña de Clinton, especialmente cuando días antes de las elecciones, el director del FBI James Comey envió una carta al Congreso para anunciar que reabrirían la investigación de los correos del servidor de Clinton.

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