-Llama Pbro. Juan Vega a peregrinas a prepararse para su encuentro con Dios a través de la mirada de la Virgen de Guadalupe
Por Jahaira Lara
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A días de llegar a la Basílica de Guadalupe, el corazón de las peregrinas late más fuerte y la emoción se hace presente en cada paso que dan; los grupos nutridos por mujeres, niñas, jóvenes y adultas mayores toman vida en los cantos, porras y oraciones que ofrecen a la Virgen María. Mientras que las lágrimas recorren sus mejillas al postrarse ante la imagen de la Virgen, el Santísimo o al escuchar los cantos que marcan los tiempos durante la eucaristía.
Así fue como se vivió su paso por Jilotepec y la celebración de la eucaristía en el campo recreativo de Los Nidos, donde parecía ya insuficiente el espacio para darle lugar a las más de 18 mil almas que se concentran en 178 grupos de los 20 decanatos de la Diócesis de Querétaro; pero también a los comerciantes que entre aguas, sueros, comida, artículos de higiene personal y ropa, ocupan una parte importante del espacio que prestan a las peregrinas.
Ahí en la celebración eucarística, la invitada de honor fue la Virgen de los Remedios, advocación mariana de gran devoción entre las peregrinas, que se abrió paso entre el mar de gente, que a más de alguna la dejó con el sentimiento a flor de piel.
Fue en este punto, donde el rector del Santuario de la Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe, Pbro. Juan Martín Vega González, acompañado por el Pbro. Carlo Yáñez Torres del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, llamó a las peregrinas a prepararse para su encuentro con Dios a través de la mirada de la Virgen de Guadalupe; pues aseguró que la bendición de la peregrinación no termina el domingo, sino que apenas empieza y que a su regreso deberán llevar a sus familias.
“Estamos en este retiro preparándonos para ese prodigio que va a suceder el domingo en cada uno de nuestros corazones, ya que por medio de la madre de Dios, Dios te va bendecir, Dios te va a dar su espíritu y Dios te va a ayudar a cargar esa cruz de cada día. Tu familia te necesita mujer peregrina y después de ver a la Morenita del Tepeyac te vas a ir a tu casa para que la bendición de Dios dé fruto”.
En este sentido, pidió a las peregrinas no permitir que malas actitudes, envidias y enojos con otras hermanas peregrinas les robe esta bendición que Dios depositará en sus corazones; por el contrario, aprender de esta peregrinación, que se ha convertido en escuela de la sinodalidad, tener paciencia con las personas que se comparte este caminar y animarlas a llegar al Cerro del Tepeyac.
“A ustedes se les ha concedido conocer el misterio del Reino de Dios y cual es ese misterio, pues hoy me han pedido hablar de la sinodalidad y ¿qué es? Animar juntos, siempre alguien se quiere adelantar para ganar lugar y para ganar el agua caliente, las otras que se amuelen; pero ese no es el espíritu de la hermana, ni el espíritu de la iglesia, ni el espíritu del reino, ni el espíritu de la sinodalidad. Se trata de tener paciencia y ayudar a la hermana para que no se quedé en el camino”.
De esta manera, reiteró el llamado a abrir su mente y corazón, para cuidar a la hermana peregrina, para caminar juntas y entender el misterio del Reino de Dios, de la riqueza de la peregrinación.
Cabe destacar que una vez concluida la misa, las peregrinas retomaron el paso para dirigirse a Tepeji del Río, donde pernoctaron en espera de la entrega de las medallas conmemorativas de los 50 y los 25 años a las peregrinas en Tepotzotlán.
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