now

mexicoahora.com
Cargando...

Sobre el camino

Por. – Benjamín Bojórquez Olea.

Fabricar villanos en la era del clic…

En la política sinaloense —esa donde el ruido suele valer más que los hechos— no siempre se ataca al poder con argumentos, sino con sospechas sembradas al vapor. Hoy, el blanco tiene nombre y apellido: Marco Antonio Osuna Moreno, director general de Vialidad y Transporte del estado.

No se trata aquí de canonizar funcionarios ni de caer en la defensa automática del cargo público. Se trata de algo más elemental y, al mismo tiempo, más peligroso: la fabricación del escándalo como arma política, el linchamiento mediático como estrategia de desgaste, y la confusión deliberada entre error humano y falta ética.

Un accidente vial en el sector Viñedos de Los Mochis —menor, cotidiano, sin dolo ni intención— fue convertido, por algunos medios acreditados y otros no acreditados, en una narrativa tóxica que busca algo muy concreto: dañar la imagen y la reputación de un servidor público. No informar. No contextualizar. No preguntar. Dañar.

Marco Antonio Osuna Moreno es un ser humano. Como cualquiera, comete errores. Tiene virtudes y tiene áreas de oportunidad. Pero lo que hoy se intenta construir no es una crítica legítima a su desempeño institucional, sino una caricatura moral, un juicio sumario donde el hecho se estira, se deforma y se exagera hasta que encaje en el relato deseado.

Y aquí está el punto de inflexión: cuando el escándalo no nace de la gravedad del hecho, sino de la necesidad de desaparecer a alguien del espacio público, ya no estamos ante periodismo ni ante fiscalización ciudadana, estamos ante una operación de desgaste.

Porque si el accidente hubiera involucrado a cualquier ciudadano, habría sido una nota breve. Pero al tratarse de un funcionario con visibilidad, con decisiones que incomodan y con presencia pública que estorba, el hecho se convierte en pretexto. El objetivo no es el accidente; el objetivo es el personaje.

Resulta evidente que a Osuna Moreno alguien lo quiere fuera, o al menos debilitado. Su imagen genera escozor. Su prestigio incomoda. Y en política, cuando no se puede competir con resultados, se intenta competir con lodo. La envidia —ese cáncer silencioso del sistema— aparece disfrazada de indignación moral.

Lo verdaderamente preocupante no es el accidente, sino el método: la amplificación irresponsable, el uso de medios sin credibilidad, la repetición de versiones sin sustento y la construcción de un caos donde no lo hay. Hoy es Osuna Moreno; mañana puede ser cualquier otro.

GOTITAS DE AGUA:

La crítica es necesaria. La vigilancia al poder, indispensable. Pero la difamación como atajo político es corrosiva, porque no solo daña a una persona, sino que degrada el debate público y empobrece la democracia.

En tiempos donde la reputación se intenta destruir en titulares rápidos y juicios instantáneos, vale la pena hacer una pausa y preguntar: ¿qué se está señalando realmente… y a quién le conviene?

Porque cuando el escándalo es el método, la verdad suele ser la primera víctima. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…

The post Sobre el camino appeared first on Primero Editores.

Related Articles

Cargando...

Latest Articles

Cargando...

Sobre el camino

Por. – Benjamín Bojórquez Olea.

Fabricar villanos en la era del clic…

En la política sinaloense —esa donde el ruido suele valer más que los hechos— no siempre se ataca al poder con argumentos, sino con sospechas sembradas al vapor. Hoy, el blanco tiene nombre y apellido: Marco Antonio Osuna Moreno, director general de Vialidad y Transporte del estado.

No se trata aquí de canonizar funcionarios ni de caer en la defensa automática del cargo público. Se trata de algo más elemental y, al mismo tiempo, más peligroso: la fabricación del escándalo como arma política, el linchamiento mediático como estrategia de desgaste, y la confusión deliberada entre error humano y falta ética.

Un accidente vial en el sector Viñedos de Los Mochis —menor, cotidiano, sin dolo ni intención— fue convertido, por algunos medios acreditados y otros no acreditados, en una narrativa tóxica que busca algo muy concreto: dañar la imagen y la reputación de un servidor público. No informar. No contextualizar. No preguntar. Dañar.

Marco Antonio Osuna Moreno es un ser humano. Como cualquiera, comete errores. Tiene virtudes y tiene áreas de oportunidad. Pero lo que hoy se intenta construir no es una crítica legítima a su desempeño institucional, sino una caricatura moral, un juicio sumario donde el hecho se estira, se deforma y se exagera hasta que encaje en el relato deseado.

Y aquí está el punto de inflexión: cuando el escándalo no nace de la gravedad del hecho, sino de la necesidad de desaparecer a alguien del espacio público, ya no estamos ante periodismo ni ante fiscalización ciudadana, estamos ante una operación de desgaste.

Porque si el accidente hubiera involucrado a cualquier ciudadano, habría sido una nota breve. Pero al tratarse de un funcionario con visibilidad, con decisiones que incomodan y con presencia pública que estorba, el hecho se convierte en pretexto. El objetivo no es el accidente; el objetivo es el personaje.

Resulta evidente que a Osuna Moreno alguien lo quiere fuera, o al menos debilitado. Su imagen genera escozor. Su prestigio incomoda. Y en política, cuando no se puede competir con resultados, se intenta competir con lodo. La envidia —ese cáncer silencioso del sistema— aparece disfrazada de indignación moral.

Lo verdaderamente preocupante no es el accidente, sino el método: la amplificación irresponsable, el uso de medios sin credibilidad, la repetición de versiones sin sustento y la construcción de un caos donde no lo hay. Hoy es Osuna Moreno; mañana puede ser cualquier otro.

GOTITAS DE AGUA:

La crítica es necesaria. La vigilancia al poder, indispensable. Pero la difamación como atajo político es corrosiva, porque no solo daña a una persona, sino que degrada el debate público y empobrece la democracia.

En tiempos donde la reputación se intenta destruir en titulares rápidos y juicios instantáneos, vale la pena hacer una pausa y preguntar: ¿qué se está señalando realmente… y a quién le conviene?

Porque cuando el escándalo es el método, la verdad suele ser la primera víctima. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…

The post Sobre el camino appeared first on Primero Editores.

Related Articles

Stay Connected

0FansLike
0FollowersFollow
0SubscribersSubscribe
Cargando...

Latest Articles

Cargando...