Sam Mendes, director de cine, narró cómo se reía del hábito que tenía su abuelo, Alfred Mendes, de lavarse las manos constantemente, hasta que su padre le contó que lo hacía como secuela de su experiencia durante su estancia en las trincheras, por lo que nunca podía sentirse limpio. Y son esas experiencias que le contaba su abuelo después de unos rones lo que le dieron la historia para “1917”.
El director señaló que durante cinco años su abuelo se reservó sus historias de la guerra hasta que: finalmente cedió. Y nos contó muchísimas historias, especialmente después de un par de rones. Era muy teatral y carismático. También era bastante sordo, así que gritaba todo el tiempo
Aunque Mendes declara que las historias de su abuelo no eran sobre valentía, sino de cuan azarosa es la vida. Su abuelo se enlistó a los 16 años, y a pesar de ser menor de edad, lo cierto es que muchos jóvenes se enlistaban mintiendo sobre su edad porque iban en búsqueda de aventuras. Alfred Mendes debido a su corta estatura muchas veces fue asignado como mensajero y es precisamente eso lo que cuenta su nieto en esta película, la historia del joven William Schofield y su tarea de llevar un mensaje que salvará a mil 600 soldados.
Esta es la forma en que Sam le rinde homenaje a Alfred, aunque en palabras del director su abuelo habría encontrado el film extremadamente incómodo de mirar, pero hubiera apreciado su existencia.
La película tiene diez nominaciones a los premios Oscar, algunas de las categorías son: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Fotografía y Mejor Guión Original.
Fuente: La Jornada.
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