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viernes, agosto 1, 2025

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Rompe récord la romería guadalupana

Concluye la 135ª Peregrinación Varonil de Querétaro al Tepeyac con más de 42 mil caminantes de fe

 

Por Enrique Zamudio

Noticias

 

Ciudad de México.–Tras 16 días de haber iniciado este Santo Camino desde Neblinas de Guadalupe, en Landa de Matamoros, más de 42 mil peregrinos queretanos se postraron ayer ante los pies de Nuestra Señora de Guadalupe en su Casita Sagrada del Tepeyac.

A las once de la mañana, cuando la columna varonil ingresó al atrio de la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el eco de miles de pasos confirmó la cifra récord en esta centenaria tradición de fe que cumple 135 ediciones. 

Detrás de ese número hay historias, lágrimas, promesas y un camino de 16 días marcado por el fervor del pueblo queretano que camina unido, dejando una estela de esperanza en los pueblos y comunidades por donde cruza esta romería.

La jornada final comenzó desde Cuautitlán, cuando aún clareaba el cielo. Alrededor de las nueve horas, los peregrinos hicieron una pausa en San Rafael, donde fueron recibidos con providencias por familias que, como cada año, esperan con fe el paso de los caminantes para compartirles agua, fruta, pan y bendiciones.

Hace 16 días, en Neblinas, durante la misa de Buen Viaje, Mons. Fidencio López Plaza, Obispo de Querétaro, los llamó a “titularse en fraternidad”, afirmando que la peregrinación es una escuela viva de comunión que forma en el amor, el esfuerzo y el encuentro.

En el transcurso, no solo caminaron cuerpos, también se movieron corazones. En Santa Inés, el P. Luis Miguel Pintor los exhortó a vivir con compasión, como el buen samaritano. 

En cada pueblo y paraje, se escribió una página distinta: Camargo ofreció raíces de hospitalidad; El Mezquitillo fue la muestra de cómo la fe florece entre espinas; y en Los Pinos, los peregrinos veneraron las reliquias de 29 mártires mexicanos, presentadas con solemnidad en una misa presidida por el P. José Salinas.

La romería varonil de la capital queretana había iniciado el pasado 11 de julio, con más de 9 mil hombres partiendo desde el Santuario de La Congregación. 

En Palmillas, el campo Mario de Gasperín se llenó de vida con más de 20 mil peregrinos reunidos para escuchar al Mons. Eduardo Chávez Hidalgo, quien les recordó que son “el testimonio viviente del cumplimiento de la promesa de Dios a través de la Virgen de Guadalupe”.

En La Nave, Polotitlán, los peregrinos fueron testigos de una ceremonia emotiva: la condecoración de quienes cumplieron 25, 50 y 75 años en este Santo Camino. Hombres con décadas de fidelidad al Tepeyac recibieron con lágrimas y abrazos la medalla que resume una vida de devoción. 

En Canalejas, durante la celebración eucarística presidida por Mons. Fidencio López, los llamó a “ofrecer los pasos por la paz”, recordando que “la paz comienza cuando el corazón deja de juzgar y empieza a comprender”.

Ayer, desde antes de las seis de la mañana, más de 5 mil peregrinos ciclistas hicieron su arribo a la Basílica de Guadalupe y fueron recibidos por Mons. Fidencio López Plaza, quien presidió la Ceremonia Eucarística al interior de la Basílica.

Más tarde, en el Atrio de las Américas, tras la entrada del último grupo de la romería varonil, el 225, comenzó la Santa Misa de culminación de la peregrinación, presidida por Mons. Fidencio López Plaza. En su homilía, compartió un mensaje que caló hondo entre los miles de peregrinos que hicieron del atrio un mar de sombreros:

“Dios goza cuando sus hijos peregrinos se consumen sirviéndole en los demás. Por eso no podemos regresar a casa solo titulados en comunión y fraternidad; ahora hay que ejercer el título con absoluta confianza”.

Antes de concluir la celebración, pidió a sus feligreses colocar su sombrero frente a ellos, explicando que:

“El sombrero es el signo de la mano de Dios que nos cubre con su sombra. Guárdenlo con cariño. Y cuando sientan que se les acaba la energía, la alegría o la armonía, pónganse el sombrero un ratito y escuchen a Jesús que les dice: tú eres mi hijo”.

Este gesto simbólico se volvió oración, identidad y consuelo para miles, porque esta 135ª Peregrinación Varonil no es solo una romería: es el alma de un pueblo que camina unido.

 

La entrada Rompe récord la romería guadalupana aparece primero en Noticias de Querétaro.

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Rompe récord la romería guadalupana

Concluye la 135ª Peregrinación Varonil de Querétaro al Tepeyac con más de 42 mil caminantes de fe

 

Por Enrique Zamudio

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Ciudad de México.–Tras 16 días de haber iniciado este Santo Camino desde Neblinas de Guadalupe, en Landa de Matamoros, más de 42 mil peregrinos queretanos se postraron ayer ante los pies de Nuestra Señora de Guadalupe en su Casita Sagrada del Tepeyac.

A las once de la mañana, cuando la columna varonil ingresó al atrio de la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el eco de miles de pasos confirmó la cifra récord en esta centenaria tradición de fe que cumple 135 ediciones. 

Detrás de ese número hay historias, lágrimas, promesas y un camino de 16 días marcado por el fervor del pueblo queretano que camina unido, dejando una estela de esperanza en los pueblos y comunidades por donde cruza esta romería.

La jornada final comenzó desde Cuautitlán, cuando aún clareaba el cielo. Alrededor de las nueve horas, los peregrinos hicieron una pausa en San Rafael, donde fueron recibidos con providencias por familias que, como cada año, esperan con fe el paso de los caminantes para compartirles agua, fruta, pan y bendiciones.

Hace 16 días, en Neblinas, durante la misa de Buen Viaje, Mons. Fidencio López Plaza, Obispo de Querétaro, los llamó a “titularse en fraternidad”, afirmando que la peregrinación es una escuela viva de comunión que forma en el amor, el esfuerzo y el encuentro.

En el transcurso, no solo caminaron cuerpos, también se movieron corazones. En Santa Inés, el P. Luis Miguel Pintor los exhortó a vivir con compasión, como el buen samaritano. 

En cada pueblo y paraje, se escribió una página distinta: Camargo ofreció raíces de hospitalidad; El Mezquitillo fue la muestra de cómo la fe florece entre espinas; y en Los Pinos, los peregrinos veneraron las reliquias de 29 mártires mexicanos, presentadas con solemnidad en una misa presidida por el P. José Salinas.

La romería varonil de la capital queretana había iniciado el pasado 11 de julio, con más de 9 mil hombres partiendo desde el Santuario de La Congregación. 

En Palmillas, el campo Mario de Gasperín se llenó de vida con más de 20 mil peregrinos reunidos para escuchar al Mons. Eduardo Chávez Hidalgo, quien les recordó que son “el testimonio viviente del cumplimiento de la promesa de Dios a través de la Virgen de Guadalupe”.

En La Nave, Polotitlán, los peregrinos fueron testigos de una ceremonia emotiva: la condecoración de quienes cumplieron 25, 50 y 75 años en este Santo Camino. Hombres con décadas de fidelidad al Tepeyac recibieron con lágrimas y abrazos la medalla que resume una vida de devoción. 

En Canalejas, durante la celebración eucarística presidida por Mons. Fidencio López, los llamó a “ofrecer los pasos por la paz”, recordando que “la paz comienza cuando el corazón deja de juzgar y empieza a comprender”.

Ayer, desde antes de las seis de la mañana, más de 5 mil peregrinos ciclistas hicieron su arribo a la Basílica de Guadalupe y fueron recibidos por Mons. Fidencio López Plaza, quien presidió la Ceremonia Eucarística al interior de la Basílica.

Más tarde, en el Atrio de las Américas, tras la entrada del último grupo de la romería varonil, el 225, comenzó la Santa Misa de culminación de la peregrinación, presidida por Mons. Fidencio López Plaza. En su homilía, compartió un mensaje que caló hondo entre los miles de peregrinos que hicieron del atrio un mar de sombreros:

“Dios goza cuando sus hijos peregrinos se consumen sirviéndole en los demás. Por eso no podemos regresar a casa solo titulados en comunión y fraternidad; ahora hay que ejercer el título con absoluta confianza”.

Antes de concluir la celebración, pidió a sus feligreses colocar su sombrero frente a ellos, explicando que:

“El sombrero es el signo de la mano de Dios que nos cubre con su sombra. Guárdenlo con cariño. Y cuando sientan que se les acaba la energía, la alegría o la armonía, pónganse el sombrero un ratito y escuchen a Jesús que les dice: tú eres mi hijo”.

Este gesto simbólico se volvió oración, identidad y consuelo para miles, porque esta 135ª Peregrinación Varonil no es solo una romería: es el alma de un pueblo que camina unido.

 

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